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Con este tema podríamos pasar horas de discusión e imaginar un sin número de ramas, metodologías y enfoques educativos, al final, sería imposible tratar de definirla de una forma sencilla. No importa por qué metodología nos inclinemos, Montessori, Waldorf, educación en casa, holística, religiosa, bilingüe, del campo o de la calle – la propuesta y uno de los retos más grandes de “la escuela moderna”, es apostarle a una educación que deje la práctica de “fabricar estudiantes” (Frankenstein Educador), todos a una misma medida y conveniencia.
Hoy no necesitamos memorizar ni repetir, necesitamos una escuela que se centre en las y los estudiantes y en cómo nos relacionamos con el mundo; que nos incite a pensar por nosotras mismas, a cuestionar y a significar nuestro aprendizaje basándonos en lo que nos sirve para la vida; en las habilidades, inteligencias o actitudes necesarias para estar e integrarnos cada vez mejor en comunidad. Aprendamos a aprender.
Que el sujeto sea fuente de su propia transformación
Una educación diferente busca que nos apropiemos de nuestro aprendizaje. Conocer es involucrarnos y experimentar con lo que aprendemos, es leer y releer el mundo para transformarlo (Freire). Para entender cualquier situación desconocida de nuestro entorno, en definitiva tenemos que relacionarnos e interactuar con ella.
No se trata de mostrarle el camino a nadie, se trata de hacer preguntas y ayudarnos a encontrar respuestas entre todos.
Menos imposiciones, más construir deseos (Freire)
Cada persona, niña, adolescente, niño, cada joven estudiante y los adultos que soñamos volver a ser niñas y niños, aún con nuestras vastas similitudes, nos reconocemos y alejamos en las diferencias de pensamiento, gustos, sentimientos y experiencias. ¿Y si todo esto que nos hace únicos y diferentes entre nosotros, lo traducimos a nuevas oportunidades de aprender de forma colectiva?. ¡Juntos podemos mover montañas!
Lo importante es hacer preguntas y que la gente vaya encontrando su camino1. Una frase que a mi parecer debería ser enmarcada, colgada en todos los salones de maestros y firmada por cualquier persona que ose pararse frente a un grupo, con el objetivo de transmitir algún tipo de conocimiento. No se trata de imponer ideas, se trata de conocerlas para crearlas y recrearlas.
“La motivación de los individuos puede cambiar los eventos culturales históricos de un país y los hechos sociales son capaces de cambiar la motivación de su gente”3
Una gran herramienta como docentes y facilitadores de espacios de aprendizaje, es tener el conocimiento de qué hay detrás en la vida de los alumnos, de esta forma podremos situar nuestros espacios y temas (aprendizaje situado), de esta forma inspiraremos a nuestros estudiantes a que descubran su propio camino. ¡Eduquemos para el futuro sin dejar a un lado nuestra historia y conciencia!
Para concluir, recordemos que la educación nunca para, las personas aprendemos durante toda la vida, por lo que hay que tener siempre presente el propósito de la educación, aunque éste sea diferente para cada una de nosotras, para mí: es ayudar (acompañar a aprender) a otros seres humanos a que sepamos cómo vivir una vida buena, en armonía con nosotras mismas, los nuestros y la naturaleza2.
1 Dora María Ruiz Galindo (25 de Mayo, 2016). La Colectiva. Clase de Pedagogía, ¿Qué es un objetivo?, Bachajón Chiapas (2013) [Archivo de Video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=z8hXktDlZrI
2 Dora María Ruiz Galindo (Agosto 2019). Seminario de Ruptura Epistemológica – Comentarios de clase (2019) [Taller Presencial].
3 Crispin, B., et al (2011). Aprendizaje Autónomo: orientaciones para la docencia. Ciudad de México, México: Universidad Iberoamericana Editorial.
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