
La reforma a la ley de amparo 2025 y su impacto a un medio ambiente sano
octubre 23, 2025Reimaginando la escuela donde los muros son personas, los pupitres abrazos y el pizarrón es el paisaje.

Collage de Ana Raquel Hernández, Marce Treviño y Dan Quinzaños
Últimamente me doy cuenta de que casi todas las conversaciones apocalípticas terminan en frases como: “la educación es lo que va a generar el cambio” o “tenemos que educar para el mundo que queremos”.
Hablamos de la educación en especial de educación para la sostenibilidad, como si en ella descansara la última chispa de esperanza, esto personalmente me provoca vértigo.
Mientras habitamos un planeta enfermo y una sociedad con tanto dolor, depositar toda la esperanza en la educación parece casi una locura. La educación atraviesa una crisis propia, especialmente de recursos: la UNESCO advierte que para el 2030 faltarán más de 44 millones de docentes para responder a la demanda educativa mundial.
La innovación es inminente pero la tendencia a seguir los mismos patrones y las mismas prácticas que nos han traído hasta aquí, nos anclan con fuerza a un futuro desolador.
Para que la educación para la sostenibilidad realmente sea la respuesta que esperamos, es necesario un cambio profundo en el paradigma de la educación misma, implica abrir una grieta dolorosa en el sistema y cultivar la humildad suficiente para visualizar un camino distinto. Esto se siente lejano y utópico… o quizá no tanto si nos atrevemos a mirar diferente.
En días anteriores llegó a mi correo la retroalimentación de una de mis entregas para la clase de Ruptura Epistemológica. Al leer los múltiples comentarios de mi maestra —por cierto, gracias Nuri—, me quedé helada: no encontré el esperado juicio sobre mi desempeño. En cambio, ella realmente se interesaba en lo que yo estaba pensando, en continuar la conversación conmigo, en conocerme y en impulsarme.
Entonces, en un momento de Eureka, comprendí con todo mi cuerpo lo que muchos pensadores de la educación vienen diciendo desde hace tiempo: el aprendizaje sucede en las relaciones. El vínculo entre personas, con los saberes y con el entorno, es el verdadero espacio pedagógico donde algo significativo puede ocurrir y donde otros tipos de aprendizajes emergen.
«Vivir implica la necesidad imperecedera de comprender y de ser comprendido. Nuestra época de comunicaciones no es sin embargo una época de comprensión. La comprensión humana no se enseña en ninguna parte… Pero el mal de la incomprensión corroe nuestras vidas, provocando comportamientos aberrantes, rupturas, insultos y dolor.» (Morin, 2015, p. 22).

Collage Dan Quince
La más urgente innovación educativa es aceptar que la educación no puede seguir girando en torno al rendimiento, a los diplomas o a la información, sino al tejido cuidadoso y amoroso de relaciones. Porque cuando nos sentimos contenidos por las personas con las que compartimos el aula, podemos ser y expandirnos —gracias, hermanas MIES—.
Porque cuando abrazo eso que nos hace diferentes y lo que nos une, permito que la imperfección tenga sentido —gracias, generación 2024—.
Porque cuando entiendo que, más allá de lo que tú me puedes dar, lo importante es cómo nuestras historias se entrelazan y tejen una comunidad —gracias, maestras y maestros.
Y porque cuando me reconozco como parte del paisaje, elijo conscientemente estar presente y hacer mi parte —gracias, florecitas rosas—.
Desde esta perspectiva, el aula se convierte en un laboratorio de transformación, donde educadores, estudiantes y comunidad se acompañan en procesos de búsqueda, cuestionamiento, creación conjunta y cuidado de la vida.
Aprender desde el vínculo es recordar que nadie aprende solo, y que toda transformación profunda surge de una relación viva, recíproca y significativa.
Esta innovación educativa es sin lugar a dudas urgente, necesitamos que llegue a cada aula desde inicial hasta los estudios superiores, necesitamos que llegue a cada encuentro con otros y lo otro y sin embargo no va a llegar en un plan curricular y mucho menos va a llegar de manera global, es una decisión personal, diaria dejarse conmover por la otredad y encontrar la belleza en lo que somos.
Escrito por Daniela Quinzaños, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Referencias:
UNESCO. (s.f.). Informe mundial sobre los docentes: qué debes saber. https://www.unesco.org/es/articles/informe-mundial-sobre-los-docentes-que-debes-saber UNESCO
Morin, E. (2015). ENSEÑAR a VIVIR. In Ricardo R. Figueira (Trans.), Ediciones Nueva Visión (p. 144) [Book]. Nueva Visión. https://tecnoeducativas.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/03/morin-ensenar-a-vivir.pdf (Original work published 2014)
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las de la Universidad del Medio Ambiente.

