Hábitat y género desde la pluralidad. Tejidos colectivos para el cuidado de la vida y de los territorios
noviembre 7, 2025Reseña del proyecto de titulación de Charlotte Brum Bezié. Generación 2023. Maestría en Proyectos Socioambientales de la Universidad del Medio Ambiente.
Contexto y problema socioambiental
En un mundo donde 800 millones de personas padecen hambre y 2 mil millones sufren desnutrición (FAO, 2022), la pérdida y el desperdicio de alimentos aparece como una contradicción alarmante, ya que se estima que más del 30% de los alimentos producidos en México se pierden o se desechan en las distintas etapas de la cadena alimentaria (FAO, 2019). Esta situación no sólo pone de manifiesto la crisis y que existe un panorama de ineficiencia sistémica sino también de profundas desigualdades sociales, económicas y ambientales.
El desperdicio ocurre desde la producción rural y agrícola hasta el consumo en el hogar, y tiene múltiples causas: pérdidas debidas al clima, fallas en la infraestructura, exigencias estéticas excesivas o malas prácticas de consumo como las compras por impulso o el almacenamiento deficiente de los alimentos. En una vertiente social, se agrava la crisis ecológica y si el desperdicio alimentario fuera un país sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI), solo detrás de Estados Unidos y China (FAO, 2007).

Lai, O. (2021, 22 de noviembre). Food waste stages [Traducción propia]. Earth.org.

*Captura de pantalla del canal de difusión bye bye food waste de @noseaswaste

Champions 12.3. (2014). Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la pérdida y el desperdicio de alimentos se acercan a los niveles del transporte por carretera [Infografía, traducción propia]. Instituto de Recursos Mundiales y PNUMA.
La propuesta del proyecto
“Planifica tu plato y cuida al planeta” es una propuesta educativa de carácter digital. El propósito es cambiar la relación cotidiana con la alimentación de una forma práctica, fácil y sostenible, que está destinada a la comunidad de “ecoamixes” que forma parte de la cuenta @noseaswaste de Instagram y que pretende fomentar la creación de contextos que ayuden a combatir el desperdicio alimentario desde los hogares.
Por medio de contenidos compartidos en las distintas redes sociales y desde el canal de difusión de estas prácticas, bye bye food waste, se proponen acciones concretas como planificar la compra semanal, optimizar el uso de los ingredientes, conservar adecuadamente los alimentos o incluir el compostaje en la rutina doméstica. Estos contenidos —reels, publicaciones, stories o materiales cocreados con personas expertas— están enfocados en acompañar y motivar el cambio desde lo cotidiano.
Más que información, propone generar experiencias de aprendizaje que defienden la cocina como un lugar donde cuidar, transformar y desplegar la creatividad. Desde una perspectiva sistémica, colaborativa y comprometida, propone una cultura alimentaria vinculada con el respeto por los ingredientes, la alimentación y el planeta a través del conocimiento formando en comunidad.

Imagen. Collage del sueño en común. Fuente: Elaboración propia (2024)
Objetivos específicos
- Potenciar la elaboración consciente de las compras y de los alimentos, mediante el diseño de menús semanales, la elección de los ingredientes de temporada y la elaboración de las listas de compra. Esto pretende prevenir las compras impulsivas y los excesos de cantidad.
- Impulsar las habilidades prácticas para la correcta y adecuada elaboración y almacenamientos de los alimentos. Esto puede mejorar la conservación, desinfección y compostaje, para evitar el desperdicio de productos alimenticios y reducir la generación de residuos orgánicos.
- Aumentar la elaboración casera de los alimentos, desde la utilización de ingredientes frescos y de temporada así como el aprovechamiento de los restos. Así se evitaría el desperdicio de ingredientes, fomentando el espacio creativo y el disfrute en la cocina.
- Mejorar la relación de las personas con la comida, incluyendo la alimentación consciente, para enlazar el acto de comer con el autocuidado, el bienestar emocional y el cuidado de los recursos naturales.
Teoría de cambio o propuesta sistémica

“Planea tu plato y cuida al planeta” es una invitación a repensar la forma en que nos relacionamos con los alimentos. Más que una campaña, es un esfuerzo por cambiar hábitos desde lo cotidiano, con especial enfoque en la comunidad digital que se identifica como “ecoamixes”. La propuesta no busca soluciones rápidas, sino sembrar poco a poco una nueva forma de ver, preparar y aprovechar la comida, con el objetivo de evitar que tanta termine en la basura.
La idea nace de experiencias que han funcionado en otros contextos y que, además, están respaldadas por estudios. Puede ser parte de algo muy simple pero poderoso: cuando la gente recibe información clara y útil —ya sea a través de redes sociales, como en Instagram, o por canales como “bye bye food waste”—, es más fácil que se anime a probar cosas nuevas, como hacer su propio compostaje, armar un pequeño huerto, organizar mejor sus comidas o aprender a conservar los alimentos de forma más eficiente.
Lo que proponen iniciativas como @hagamos_composta o la campaña británica Love Food Hate Waste no es algo lejano ni complicado. Al contrario, muestran que pequeños cambios, hechos con intención, pueden marcar la diferencia. Y que sí, cada persona, desde su cocina, tiene el poder de generar un impacto positivo en el planeta.
Cuando una persona empieza a tomar conciencia del impacto que tiene lo que come y lo que tira, eso se vuelve un punto de partida para cambiar costumbres. No es algo que pase de la noche a la mañana, pero sí se nota cuando ves ejemplos como @antojista o @cerosobras. Ellas enseñan, sin complicaciones, de manera sencilla y hasta creativa para sacarle provecho a los ingredientes y a lo que normalmente acabaría en la basura.
Y así, sin darse cuenta, la gente empieza a hacer cambios en su día a día: planean mejor lo que van a comprar, eligen productos de temporada, cocinan con lo que ya tienen en casa y hasta se animan a separar sus residuos para hacer composta. Son hábitos que, con el tiempo, hacen una diferencia real.
Gracias a eso, se desperdicia menos comida, se contaminan menos los suelos y el aire, y se cuidan recursos que ya no sobran, como el agua. Según la FAO, tirar comida representa entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, así que sí, cada acción cuenta.
Cocina, comunidad y transformación desde lo personal
Pero lo más valioso es que este cambio también toca lo personal. Comer con más conciencia no solo mejora nuestra salud física, también nos hace sentir más conectados con lo que comemos, con quienes cocinamos y con quienes compartimos la mesa. De acuerdo con Nelson (2017), esto va más allá del plato: mejora nuestra relación con la comida y con quienes nos rodean.
Lo interesante es que esto no se queda en lo individual. Cuando alguien comparte lo que aprende y lo que va aplicando, empieza a formar parte de una red que inspira, que contagia. Así se construye una cultura colectiva basada en el cuidado, en ser creativas y en estar más conectadas entre nosotras.
Detrás del proyecto hay un mapa que ayuda a entender por qué tiramos tanta comida: desde la presión por seguir dietas estrictas, hasta el ritmo acelerado con el que vivimos o el simple hecho de no tener tiempo para pensar en lo que comemos. Para darle forma a esta iniciativa, también se sumaron mujeres expertas en nutrición, cocina, psicología, composta, comunicación y educación. No están solo como consultoras: crean contenido, facilitan talleres, acompañan el proceso. Gracias a ellas, este esfuerzo no se queda estático. Se adapta, crece y sigue aprendiendo con cada paso.
Resultados y aprendizajes adquiridos: evidencias de la transformación
El impacto a partir de la puesta en marcha de esta comunidad de aprendizaje se evidencia en resultados concretos:

- Un creciente interés en los temas abordados se refleja en el incremento significativo que se ha observado en la participación de la comunidad a través de comentarios, “me gusta”, mensajes directos y contenido compartido.
- Diversas integrantes de la comunidad han comenzado a compartir sus propias recetas, consejos y reflexiones sobre alimentación consciente. De esta manera, muestran una real apropiación de los aprendizajes y una activa transformación de sus hábitos.
Etapas siguientes
Estén atentos mediante Instagram a los siguientes proyectos de Charlotte, donde se darán a conocer avances, contenidos educativos y modos nuevos de participar en esta comunidad que quiere cuidar el planeta, reconectar con la comida y con ellas mismas <3.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las de la Universidad del Medio Ambiente.


