B Corp: el poder de los negocios impulsando al mundo.
junio 17, 2023La importancia de la evaluación del impacto ambiental y de la existencia de una asociación gremial dedicada a su fortalecimiento
junio 23, 2023La agroecología se vuelve un ejercicio de cuidado al contemplar las relaciones ecológicas y sociales; ello fomenta el desarrollo saludable de la vida. Es así como iniciamos el presente artículo que te invitamos continuar leyendo.
La agroecología es tanto una ciencia como un movimiento y una práctica. Sin embargo, es esta última característica la que nos permite visualizarla como un ejercicio de cuidado, pues la agricultura ecológica existe por su cotidianidad, no por la singularidad de ser una ciencia o un movimiento. Por ello, el concepto de ética del cuidado ─filosofía moral propuesta por Carol Gilligan─ encaja con los caminos de la agroecología, ya que describe un sistema de valores que se enfoca en lo ordinario y lo habitual.
Escribe Miguel Altieri (2000) que la agroecología va más allá de una sola dimensión de la agricultura; que, más bien, intenta comprender tanto los diferentes niveles de co-evolución ecológica y social, como su estructura y su función para poder trabajar con estos flujos y no en contra de ellos. Por eso se concentra en agroecosistemas o comunidades de animales, hongos y plantas, así como su interrelación con el entorno físico-químico.
Actividades de cuidado que nos conectan
Trabajar la tierra es un esfuerzo que se lleva a cabo día a día. Es necesario regar los brotes diariamente, alimentar al ganado y alimentarse a uno mismo; todas actividades de cuidado. Incluso en las vidas urbanas se realizan este tipo de acciones, principalmente, en el seno de los núcleos familiares. Es a partir del análisis de estas dinámicas domésticas que Gilligan sintetiza la ética del cuidado. Desafortunadamente, hoy en día podemos percibir que en las sociedades modernas existe una relación entre la invisibilización de estas actividades de cuidado doméstico, con las del medio ambiente.
De manera que, es útil mostrar que la agroecología es un ejercicio de cuidado esencial para el desarrollo saludable de la vida. Como personas cuidadoras, debemos estar conscientes de aquello que está alrededor de nosotros, así como conocer sus necesidades. De cierta manera, significa, ponernos al servicio de las y los demás, tanto humanos como no humanos; es decir, de todo nuestro agroecosistema.
Mujer campesina trabajando en una huerta. Fuente: Civil Eats
Visión sistémica
Un ejemplo de lo anterior es el control biológico de plagas. Para la Agroecología, una plaga es un indicador de que un sistema no es saludable por lo que hay que prestar atención a la intrincada red alimentaria que mantiene al margen a los depredadores para volverla saludable. Es decir, se tiene que cuidar de la presencia de diversos minerales, de las vidas y los nutrientes para que el sistema completo se encuentre saludable.
Por ejemplo, Joan Tronto (Eicher-Catt, 2018) formula cinco valores de la ética del cuidado: atención (attentiveness), crianza (nurturance), responsabilidad, compasión y la satisfacción de las necesidades de los demás. Estos valores también pueden ser extendidos a la agricultura para trabajar con respeto, atención y responsabilidad de los elementos de nuestro espacio.
Por lo tanto, la agroecología es una práctica de cuidado de lo humano, no humano y del medio ambiente. La diferencia entre la agricultura convencional y las prácticas de agricultura cuidadosa están en que no solamente se ve por el beneficio económico o personal, sino por el bien común del entorno. En este contexto, la agroecología es un ejercicio de cuidado.
Sin embargo, la ética del cuidado también tiene sus inconvenientes ya que puede llegar a pecar de demasiado local, de otra forma, estar muy concentrada en las conexiones inmediatas y los espacios donde vivimos. Puede ─y sucede a menudo─ fomentar el favoritismo por las personas más cercanas, haciéndonos olvidar el mundo más allá.
No obstante, tiene sentido porque es más fácil evaluar las necesidades de nuestra comunidad así como la ecología local (Sander Staudt, s/a). Aunque, podemos tener un acercamiento crítico a este sistema intentando incorporarnos a un mundo que, de por sí, siente los efectos de impactos globales cada vez más.
Conclusión
Tenemos un deber hacia la satisfacción de las necesidades de los demás al preservar y enriquecer las interrelaciones porque sabemos que vivimos en un mundo interdependiente, de tal forma que, el bienestar de los otros nos conviene también como individuos.
La ética del cuidado es consistente con la justicia restaurativa y la justicia ambiental porque no solamente busca asegurar derechos sino reconocer los motivos y necesidades de los involucrados y no únicamente una retribución por los males hechos.
Desde nuestras casas, nuestras comunidades y regiones, así como en nuestros agroecosistemas podemos aprender cómo cuidarnos a través del ejercicio de la agricultura ecológica para vivir mejor por ello se puede decir que la agroecología es un ejercicio de cuidado.
Escrito por Vinik Juré Osés Sulvarán estudiante de la maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2022
Editado por Mariana Sandoval Ávila estudiante de la maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos de la generación 2022.
Referencias
Altieri, M. A. (2000). Agroecology: principles and strategies for designing sustainable farming systems. Consultado en: https://www.scirp.org/(S(i43dyn45teexjx455qlt3d2q))/reference/ReferencesPapers.aspx?ReferenceID=1379911 Última revisión el 17 de junio de 2023
Eicher-Catt, D. (2018). “Joan Tronto: Ethic of Care Across Boundaries”. Encyclopedia of Communication Ethics. Consultado en: https://www.academia.edu/41982766/Joan_Tronto_Ethic_of_Care_Across_Boundaries Última revisión el 17 de junio de 2023
Sander-Staudt, M. (s/a). “Care Ethics | Internet Encyclopedia of Philosophy”. [Sitio Web] Internet Encyclopedia of Philosophy. Disponible en: https://iep.utm.edu/care-ethics/ Última revisión el 17 de junio de 2023
Las opiniones incluidas en este artículo son responsabilidad de quien las escribe, y no reflejan la postura, visión o posición de la Universidad del Medio Ambiente.