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marzo 22, 2017Por Johana Trujillo
Estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad
Benjamín Berlanga dice que las miradas del sujeto que indaga son modos de ponerse en el mundo, de situarse en él, desde la fuerza del querer vivir como desafío. Eso implica tomar una decisión desde el deseo. Por otro lado, “cuando el cuestionamiento de lo que hay nace del rechazo y de la indignación, lo que se da es la implicación: la fuerza del querer vivir como desafío que deviene en la promesa y la acción.” (Berlanga, 2016). Y es mediante la acción que nos hacemos parte del mundo y, por lo tanto, el innovador humano, que es humano, se compromete, se implica en eso que le indigna “su corazón es la promesa que anuncia lo que se va a hacer”, una declaración que cambia el cómo nos va en la vida, habita la vida de otra manera, de una manera más propia e inclusiva. Escucha y toma en cuenta a todos, aprendiendo juntos.
El innovador que busca ser humano, practicar la innovación humana indaga en qué hace que las cosas sean cómo son y se pregunta por lo que tiene que hacer. Cuestiona los discursos que sustentan sus prácticas. Por lo tanto, también, hablar diferente es hacer diferente, de un modo que considera cómo nos va en la vida. No es lo mismo pensar desde “ideas frescas integradas coherentemente que los clientes ven como algo útil, memorable y poderoso” a pensar desde “¿la vida que vivimos merece la pena vivirse?”, invariablemente nos lleva a otro lugar, uno mucho más profundo, consciente y empático.
Así, la innovación social se transforma en innovación humana cuando deja de resolver problemas para des-hacer y re-hacer el mundo y a sí mismo desde la pasión del querer vivir una vida que merece la pena vivirse juntos. Parte de una visión colectiva para deshacer y rehacer de otro modo el mundo, con lo que renueva su pasión por la vida, como dice Antonio Negri, que resulta de la alegría, del querer, del odio, el asombro, el amor, la angustia, la sorpresa.. Es por esa colectividad que la pasión renace.
Innovar, es la acción humana de hacer lo nuevo desde el corazón y la pasión por la vida. Saltemos al vacío y sin buscarlo llegará la solución innovadora, la innovación humana, que parte de la indignación y la sospecha de uno mismo, pero conversa con la colectividad. Dejemos de hablar de resolver problemas de la realidad para hablar haciendo la vida de otro modo. El humano innovador escucha a todos, escucha sus historias de dolor e indignación y en colectivo desafía la vida misma porque ser humano es ser innovador.
Para desarrollar esa habilidad hay que alejarse de la idea de “te voy a formar”, “te voy a enseñar” y comenzar a “transmitir, heredar, dar, contagiar, aprender a producir la pasión por la vida y el querer vivir, y aprender a esperar con una espera activa la revelación, la irrupción de lo nuevo” (Berlanga, 2016).
Textos de referencia:
Berlanga, Benjamín (2016). La innovación social como posibilidad de deshacer y rehacer el mundo. Berlanga, Benjamín (2016). Seis ideas sobre la narración y la re-autoria