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Introducción por Edgar Alan Flores Paredes, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad y asistente del área de Innovación Educativa.
Mi experiencia con las Prácticas Narrativas
Recuerdo algunas de las primeras interacciones virtuales que tuvimos con mi grupo de Maestría. Si bien aún no nos conocíamos en ese entonces sí sabíamos que pasaríamos juntos dos años completos conviviendo y, por lo tanto, se comprendía que nos necesitábamos si lo que queríamos lograr era una común unidad. Es por esto que Karina (directora de la Maestría) realizó con nosotres una práctica narrativa para comenzar a tejernos como comunidad.
Esta consistió en definir una breve narrativa que explicase ¿quiénes somos? ¿quién soy?, para después, de la mano de un mediador -en este caso Karina- cosechar una narrativa colectiva observada a través del estado actual de los miembros de la comunidad pero asimilando el esfuerzo individual como colectivo, por lo que, los roles que cada uno desempeña en su vida se verán aquí nombrados como si todos lo personificamos.
Gracias a una historia tejida podemos acceder a la remembranza de este colectivo mediante un primer intento de germinar el sentido de pertenencia entre un grupo con un propósito en común que por ahora es sumergirse a la perspectiva de la educación en la sostenibilidad.
Un año después -ahora con la siguiente generación 2023- sucedió la misma práctica narrativa con la nueva generación y se cosechó este valioso texto que representa un primer esfuerzo para tejerse a través de la narración de las historias de vida como una colectividad.
Si miramos las Prácticas Narrativas a través del potencial para establecer diálogos que propician interacciones amables que permiten el bienestar colectivo, considero importante asimilar las distintas etapas de nuestra vida mediante historias que no son independientes de otras, al contrario, nos entrelazamos con nuestros compañeros y esas interacciones siempre tienen potencial de comenzar a ser intentos para fortalecer la comunidad.
Identidad de la Generación 2023 de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Por Karina Gutiérrez Arellano, directora de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Somos actrices que queremos bajar del escenario. Somos viajeras expedicionarias que queremos trazar rutas desde pedagogías itinerantes.Somos arquitectas y maestras en educación, somos mujeres mayas indígenas, luchadoras y soñadoras. Somos seres humanas apasionadas por la exploración para transformar y cuestionar qué hacemos aquí.
También somos colombianas, psicólogas y marketeras, somos personas en deconstrucción que atendemos el llamado de hacer las cosas distintas. Somos mujeres inteligentes, graciosas, creativas y neuro divergentes, que hacemos las cosas con las manos. Somos apasionadas por los ideales, somos divertidas y nos gusta jugar para aprender, para ver las cosas de manera diferente.
Actuamos, nos plantamos en el escenario desde la pedagogía. Impulsamos huertos urbanos con chicos de prepa, ayudamos y acompañamos a niños de tres años y a jóvenes de educación superior.
También, a personas desde el aprendizaje y la innovación social y desde la agencia de cambio; desde el Tec de Monterrey hasta acá, con personas como nosotras que también quieren hacer algo positivo. Entendemos que como personas que aprendemos utilizamos conocimientos para la acción social.
Hacemos muchas cosas y ahora estamos en Valle de Bravo haciendo activismo por la infancia, entendiendo desde la crianza cómo aprenden las niñas y los niños y cuáles son sus derechos. Trabajamos en nuestras áreas de oportunidad.
Nos trajo aquí el arte en cualquiera de sus formas, para pasar de lo contemplativo al impacto perdurable desde la pedagogía y actuando en pro de la comunidad. Nos trajo aquí lo educativo y el azar del destino, y aunque no lo creíamos ha sido mágico. La educación nos fascina.
Nos trajo aquí la experiencia de vida, nuestros siete hermanos, nuestra vida difícil que nos llevó a trabajar con jóvenes para inspirarlos y para que luchen por sus sueños, para que sigan estudiando y también para ayudar a niñas y niños indígenas con otras capacidades. Nos trajo aquí los negocios pero también la educación.
Cambiamos el camino y tomamos desde la esperanza uno para hacer algo por el país. Buscamos nuevas maneras de aprender. Nos trajo aquí la educación, la esperanza y los sueños para hacer algo positivo en el mundo, ser quienes somos y hacer educación para transformar el mundo.
Nuestro momento actual es ser bordados hechos a mano, para construir mundos posibles y ser conscientes de la naturaleza que nos rodea. Nuestro momento actual es este mismo, la UMA; pero también una familia en Acatitlán que nos hace sentir a gusto. Vemos la naturaleza y a la UMA maravillosa.Nuestro momento actual es un reloj que nos dice que el momento es ahora, lo decidimos nosotras, es el hoy.
Nuestro momento es la UMA para fortalecer nuestras ideas y echarlas a andar en la práctica. Nuestro momento es seguir poniendo de nuestra parte para aprender y para hacer las cosas diferente. Nuestro momento es ser lápices imperfectos pero con la punta bien afilada para hacer aprender y transformar la realidad que tenemos.
Nuestro momento es saber que nos gusta la interacción social, entender las narrativas para dar el salto hacia el mundo; más ético, más colaborativo y menos individualista. Nuestro momento es justo haber llegado a este momento, como un romero que crece y quiere llegar a ser una mejor versión de nosotras, para una mejor educación.
Bienvenida Generación de Innovación Educativa para la Sostenibilidad 2023
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