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julio 4, 2019Por Natalia Tavera, Alumna de la Maestría en Turismo Sostenible
La Huella de Carbono en un viaje trasatlántico.
El pasado 22 de Mayo tuve la experiencia de abordar un Boing 777-200 haciendo una de las rutas aéreas más largas que se están haciendo en la actualidad: Johannesburgo – Atlanta (13,581km en 16 horas 50 minutos). Por solo el trayecto de ida (sin contar alojamiento y traslados) dejé una huella de carbono de 1.01 toneladas, situación que me pone a pensar.
Como si no fuera suficiente cargar con toneladas de CO2 después de mi hermoso viaje a África, un desfile de plástico de uso común comenzó frente a mi durante al vuelo. Primero botellas plásticas de agua para todos porque en un vuelo de casi 17 horas quieres mantener a toda la cabina hidratada y saludable. En este 777 con capacidad para 291 (el vuelo iba al 80%) más su tripulación, podemos hacer algo de matemáticas de cuántas de estas botellitas quedarán flotando en el mar.
La Cultura del Plástico
Después de esto, me pasaron audífonos empacados en plástico, seguido de un snack en el que pedí: un whisky doble en vasito con mixer, botellita desechable, unas galletas y unas frituras, sobra decir que todo venía en empaques plásticos desechables.
Más tarde llegó la comida que es un gran despliegue de este espectacular material resistente y ligero, pero con una gran problemática después de su uso. Pedí la comida vegana porque creía que al no consumir carne en un trasatlántico podría contribuir en algo, el tema es que esto también es una pequeña palmadita de espalda. Los niveles del oxígeno de la cabina se disminuyen para que los pasajeros duerman y la tripulación controla el comportamiento con luces y calor. Una gran estrategia de manejo de grupos. ¿Tienes frío? Pues acá tienes tu cobija empacada en plástico, por supuesto.
El efecto de los whiskys y de una maratón de documentales de vida salvaje me hicieron entrar en un profundo sueño. Me perdí, aparentemente, de un helado de chocolate porque vi envolturas a mi alrededor al despertar. Desperté ya sobrevolando la costa de Georgia, EE.UU., con una segunda comida seguida de un plátano (claro en empaque plástico, porque la cáscara del banano no es suficiente), un pan y un poco de agua en vaso.
Siempre viajo con un termo y una botella para evitar usar desechables, pero pareciera que hacerlo a bordo de estos vuelos es un tema político. La tripulación siempre me miraba y me preguntaba: ¿por qué? Y aún así no tuve la habilidad para esquivar 3 vasos plásticos de agua.
Si no te vas a comer algo, es mejor que no lo recibas. Al tocar algo de la bandeja por política debe desecharse.
¿Qué recomendaciones podrías darme a mi o a los viajeros para reducir esta generación de basura plástica?
¿No crees que deberíamos exigirle a las aerolíneas transparencia en sus políticas de manejos de residuos?
Hi FLY ya hizo el primer vuelo libre de plástico a comienzos de año entre Portugal y Malta y Air Seychelles planea hacer lo mismo para finales de este año entre Johannesburgo y Mahé.
¿Te interesa medir la huella de carbón de tus viajes y poder hacer algo al respecto? Mira este medidor desarrollado por Sustentur: https://turismocerohuella.com/