La certificación EDGE en la Universidad del Medio Ambiente
abril 13, 2019Earthx Dallas 2019
mayo 9, 2019Hace unos días viví una profunda experiencia en medio de las imponentes barrancas en Chihuahua y, en medio del cansancio, me di cuenta de algo.
Desde que comencé la maestría, o sea hace unos meses, me encuentro en un constante vaivén de emociones, estrés, sentimientos a flor de piel y crisis existenciales constantes. Desde que decidí entrar a lo que se suponía, solo sería mi crecimiento profesional, no he tenido más que enfrentarme a estar en constante decisión y ¡me encanta!
Encontrando el equilibrio
Entre viajes y trabajo, las entregas se han convertido en un reto constante., las clases presenciales
parecen eternas, luego el espacio virtual parece un mundo aparte, nuestro tiempo ahora se mide en sesiones presenciales y virtuales.
Ha sido un verdadero circo encontrar el equilibrio entre el trabajo, la maestría y la vida personal.
Lo llamo circo, porque no sabes con qué te vas a topar en el siguiente acto. He tenido que decidir ver menos a mis amigos y a mi familia. Me encuentro en constante adaptación de cualquier espacio como escritorio, a ver al controversial aeropuerto como mi oficina y sobre todo a decidirme a tomar decisiones sobre qué NO quiero, tanto a nivel profesional como a nivel personal.
Vale la pena todo el esfuerzo.
Quienes me conocen saben que cuando alguien me necesita, estoy ahí y hago todo lo que está en mí para lograr estar, sin embargo, últimamente me he enfrentado a tener que tomar la decisión de decir NO muchas veces; “no puedo”, “no tengo chance”, “tengo que hacer otras cosas”, «ahora no puedo estar ahí» porque necesito estar conmigo, nunca antes había podido decir “NO QUIERO esto”.
Decirlo es muy fácil, pero hacerlo pfffff ¡Cómo me ha costado! Un gran apachurrón al corazón,
pero que ha valido cada estrés, cada lágrima, cada crisis existencial y, por más ilógico que suene, me ha traído más chamba interna y profesional.
Pero de algo estoy segura, “SOY MUY AFORTUNADA”: Tengo grandes amigos que han estado apoyándome constantemente, aguantándome cuando estoy hasta el gorro, que me abrazan cuando se me sale la lagrimita y que siempre están para mi; Tengo una familia que extraño en demasía y que me extrañan también, que siempre me han apoyado; Cuento con un equipo de trabajo que es muy paciente conmigo y mis tiempos, que busca la constante adaptación y aporte a lo que hacemos.
Creciendo
Si bien, comencé buscando un «crecimiento profesional» ahora puedo decir, que nunca terminaremos de crecer y que es cuestión de una decisión propia. Desconozco mil cosas, pero de eso, lo que si sé es que QUIERO estar, conocer, hacer, esforzarme, compartir, mantener los ojos, mente y sobre todo el corazón muy abierto para eso que estoy siendo-descubriendo.
Así que le invito, a que, cuando alguien le diga que no, no se enoje, respete, no sabemos qué cosas trae esa persona en la cabeza y en el corazón. Más bien valore el tiempo que le está dedicando, quizás esa persona simplemente, está creciendo.
Les escribo desde la oficina en el asiento 17 B del Vuelo 449 de Aeroméxico
Escrito por Alejandra Villagrán, estudiante de la Maestría en Turismo Sustentable.