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A diferencia del turismo convencional, el turismo sostenible propone un acercamiento e interacción consciente con el lugar que visitamos. En la Maestría de Turismo Sostenible de la Universidad del Medio Ambiente, aprendemos a identificar el potencial que albergan los destinos para generar espacios de intercambio y enaltecer su patrimonio biocultural. Nos entrenamos para crear proyectos enfocados a la conservación y regeneración del lugar que impactan al viajero a través de experiencias profundas.
Las experiencias turísticas tienen el potencial de generar cambios en la relación que tiene el humano con la naturaleza. El viajero, al tener un acercamiento guiado donde se enfatiza en el respeto hacia todas las especies, el hábitat y sus interacciones, tendrá una relación más consciente.
Es decir, el turista puede sentirse conmovido e interesado en conocer más de alguna especie de flora y fauna o del ecosistema, y si estas experiencias se repiten en sus viajes podría llegar a cambiar su perspectiva humano – naturaleza.
En esta nota, una de las alumnas de la Maestría en Turismo Sostenible de la Universidad del Medio Ambiente, cuya familia tiene un hotel en Playa Blanca, Guerrero, nos cuenta del trabajo que se realiza en el Campamento tortuguero Ayotlcalli. Y las respuestas que ha observado en los residentes y visitantes al tener una experiencia guiada e informada.
Campamento Tortuguero Ayotlcalli: una propuesta de regeneración
Tal es el caso del Campamento Tortuguero Ayotlcalli, ubicado en Playa Blanca, Guerrero. Damaris Marín, fundó el campamento hace diez años; sin tener conocimientos previos sobre tortugas marinas, o de cómo dirigir una organización dedicada a la conservación. Pero motivada febrilmente por su amor hacia el lugar, que nació en sus visitas como viajera, y la necesidad de conservarlo, decidió apostar por ello.
A pesar de encontrarse en un entorno donde la depredación y la indiferencia estaban normalizados, en estos diez años el campamento ha crecido gracias al alma y corazón que su fundadora y los voluntarios han puesto en el proyecto.
A lo largo de los años, se ha logrado incrementar el número de nidos rescatados y de crías liberadas. Así como el involucramiento de la población y los turistas, cumpliendo así el objetivo con el que se comenzó hace una década.
Una experiencia profunda y transformadora
Hoy en día, el campamento genera un impacto en los visitantes quienes tienen la oportunidad de vivir una experiencia profunda. Lo que queda demostrado en los múltiples comentarios que se reciben, durante y después de las visitas:
“Es una experiencia transformadora”
En las liberaciones de las tortugas marinas, se brinda una charla donde se comparten información técnica y anécdotas, y se busca generar concientización ambiental.
- Las especies que desovan en estas playas son: Tortuga Golfina, Prieta y Laúd.
- Las tortugas “lloran” al desovar para limpiar la arena de sus ojos.
- El ejemplar de tortuga Laúd más grande que se ha avistado tenía el tamaño de un coche VW.
- Y se da una razón más para cuidar las playas: las tortugas vuelven a desovar en la misma playa en la que nacieron.
La experiencia culmina durante la puesta de sol, con la liberación de los pequeños neonatos de tortuga, nacidos instantes antes.
Sembrando semillas de agentes de cambio
La maestra Damaris, como buena educadora, cree en el potencial transformador de la educación. Por lo que otro de los proyectos del campamento tortuguero es el campamento de verano Guerreros del Arcoiris. Creado específicamente para los niños de la comunidad, permitiéndoles vivir experiencias enfocadas a la conservación y regeneración.
Como lo explica la fundadora, esos niños son el presente y el futuro de nuestro lugar, son los futuros tomadores de decisiones.
Ser voluntaria en el campamento, me ha permitido ver la magia del lugar y reconocerlo como un lugar único, con una belleza natural de excepción. Nada se compara a las emociones que generan los patrullajes por las noches para rescatar huevos, admirar a las tortugas mientras desovan bajo un cielo repleto de estrellas o ver los colores del amanecer mientras las pequeñas tortugas se dirigen al mar, dejando sus huellas en la playa, en la que, idealmente, algún día estarán de regreso.
De la reconexión con la naturaleza a la reintegración
En la medida que logremos una conexión con el destino, el amor y el deseo por cuidarlo y conservarlo vienen de manera natural. Es de esta manera cómo el turismo es capaz de generar experiencias que despierten a los viajeros, logrando un entendimiento y una conexión con el lugar.
Se vuelve imposible continuar con la depredación y la indiferencia, volviéndonos así, agentes que se involucren y tomen acciones que pueden ir desde decisiones personales hasta generar, como en el caso de Damaris, espacios de aprendizaje y transformación para otros.
Es así que nuestra experiencia como turista puede evolucionar a no solo buscar el contacto con la naturaleza, sino comprender los procesos y reconocer la importancia de cada uno de los elementos que conforma los paisajes y ecosistemas. Entender la dinámica e interdependencia entre todos los componentes e identificarnos como parte de esta trama, y no como agentes ajenos a esta.
Pasar de sentirnos observadores a reconocernos como parte de la Naturaleza.
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Playa Blanca, Guerrero, México.
Nota escrita por: Naomi Garciamoreno (Directora de Villas Malaki). Estudiante de la Maestría en Turismo Sostenible de la Universidad del Medio Ambiente
“Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de la Universidad del Medio Ambiente”