Interrelaciones dentro de la UMA
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Daniela Dorantes es Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey, CCM, Maestra en Política Pública Comparada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y consultora y docente en temas de evaluación y diseño de proyectos. Actualmente es Directora General de Servicios a la Juventud (SERAJ), organización de la sociedad civil dedicada a promover el empoderamiento de jóvenes y la construcción de una sociedad más justa e incluyente. La conocí en 2018, cuando yo cursaba el último semestre de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad en la Universidad del Medio Ambiente (UMA). Ella era la docente responsable del Taller de Indicadores, que tomamos todas las Maestrías juntas.
“Les estamos cargando milagros que no tienen”, nos dijo en la primera clase que tuvimos con ella, cuando nos explicó qué es un indicador y para qué sirve. Ahí me llamó la atención su manera de dar clases. Había un poco de humor que me llevaba a reír de un tema relacionado con números.
Daniela es una mujer muy directa, expresa lo que piensa y siente. Le mueve conectar profundamente con las personas. Por ejemplo, en su rol de docente, le emociona conectar con sus estudiantes y visitarles en sus proyectos. Genera alianzas, escucha a las personas de cerca. Su propósito es conectar personas, mundos e ideas.
Se convirtió en evaluadora haciendo evaluaciones. La invitación a ser Coordinadora de Proyectos en una consultoría que hacía evaluaciones la llevó a aprender del tema leyendo libros, impartiendo cursos de la metodología de Marco Lógico, aprendiendo por sí misma. Su jefe, un gran amigo suyo, también la involucró en diversas evaluaciones, de universidad, programas públicos y sociales. Dicha experiencia la llevó a especializarse en Evaluación al estudiar la Maestría en FLACSO. Así fue como empezó a trabajar con enfoque sistémico, al hacer un análisis comparado entre programas gubernamentales y sociales se dio cuenta que la metodología de Marco Lógico no era suficiente para observar los cambios posteriores a una intervención y detonar aprendizajes.
Su llegada a Servicios a la Juventud (SERAJ)
Su llegada a SERAJ, hace cinco años, estuvo precedida por una crisis profesional cuando laboraba en el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), donde daba seguimiento a las recomendaciones que hacía el Instituto para ver si se habían implementado. “Ninguna se había aplicado. Era muy frustrante. Sabía un montón y si hubiera estado en campo podría haber hecho un montón de cosas..” Se sentía lejos de las personas. Había mucha distancia entre ella como persona, sus saberes y quienes enfrentaban complicaciones para ejercer su derecho a la educación.
El mismo amigo que le había enseñado de evaluación, le envió un correo con el asunto “Por si te alocas…”, en el que venía la vacante en SERAJ, organización cuya vocación ha sido la de incidencia en política pública. Daniela se “alocó”, postuló y se quedó con el puesto. Su experiencia en administrar Organizaciones No Gubernamentales, y sus saberes sobre educación, evaluación y política pública fueron el match perfecto.
Si el INEE fue su “doctorado” en Evaluación, SERAJ ha sido su posdoctorado en el uso de las evaluaciones. A su llegada, quería evaluar todos los programas de la organización. “Suponía que todos sabían de evaluación o al menos, sobre cómo hacer levantamiento de información, construimos padrones super sofisticados, con un montón de detalles de la población atendida, pero no pudimos utilizar nada. Me frustraba y me enojaba mucho, hasta que entendí que el ritmo de la evaluación es uno, pero la operación va a otro ritmo. Tu cabeza puede ir más rápido, pero las personas no van a esa velocidad. Son ritmos de vida”. En una escuela, por ejemplo, no pueden atender todos los problemas de deserción escolar de un día para otro porque unos se tratan de alcoholismo, otros de violencia o familia. Cada problema requiere cierta experiencia, que muchas veces hay que adquirir: “no llegas sabiendo todo, ni tienes un protocolo para cada cosa. No los puedes tener y nadie te enseña a hacer esos protocolos. Una buena evaluación sólo te enseña dónde poner los ojos. Pero la operación te dice: sí, pero no puedo con todo.”
Su camino como agente de cambio
Confiesa que había mucho de su ego al decir “yo puedo hacer más cosas” pero ha aprendido a dominarlo, a reconocer que aunque sepa mucho, no lo puede hacer todo. También que los conocimientos no sirven de nada, si no se saben utilizar y que los cambios toman tiempo. ¿Qué le ha ayudado a lidiar con eso? “La mucha escucha a mi equipo. Mi equipo me dice «no puedo ser experto en todo» y tienen razón. Entonces, volver a mí y decir qué me pasa, qué me falta, dónde estoy, tener calma. Escuchar a mi equipo, a la par de comprenderme mejor.Tener las antenas muy bien paradas hacia afuera para encontrar sinergías y decir: ‘tú eres mi amiga que sabe de protocolo de acoso, violencia, género, ven cuéntame y veamos si se puede resolver’».
Dany regenera su voluntad para seguir adelante gracias a las historias de las personas jóvenes con las que trabaja y lo que puede aprender de cada situación. “Siempre hay una historia hermosa. Te voy a poner un ejemplo: yo estaba muy preocupada porque muchas jóvenes llegaban con bebés. No estaba bien, pero no hacía nada, yo nada más estaba preocupada. Los datos me empezaron a hablar que ellas no se estaban insertando en el mercado laboral. Evaluación, mente evaluadora. Luego, un día entré en crisis porque me hablaron para decirme que una niña había comido veneno de rata. Fue una crisis, de las cosas que más me desgastó. Emocionalmente entré en pánico. De hecho, el que era Coordinador renunció. La chica tuvo todas las intenciones y no le pasó nada. A la bebé no le pasó nada afortunadamente. Pero me di cuenta que eso nos estaba poniendo en un riesgo de cerrar el espacio”. Coincidió que la esposa de este gran amigo del que aprendió evaluación, es especialista en primera infancia y le ayudó a identificar las señales de las nulas habilidades de crianza. “Hicimos una evaluación diagnóstica del principio de sus habilidades de crianza. Nos dimos cuenta que eran muy bajas y que además, estaban criando desde la culpa y el sacrificio y posponiendo su plan de vida”. Hicieron una intervención que implicó, junto con todo el programa de empleabilidad, dar módulos de crianza reforzando sus planes de vida con ese enfoque” para que no se olvidaran de su plan de vida a pesar de ser mamás.
Desde SERAJ, con una mirada amorosa y un lugar seguro, acompaña a jóvenes “a quien el sistema les ha dicho, una y otra vez que “no puedes, eres tonto, eres incapaz””. A ellas y ellos, les invita a mirarse desde otra narrativa, ver su potencial. Y, desde la UMA, contribuye con “una perspectiva de aprender basada en evidencia, ya que hay personas que no todo lo podemos hacer por feeling, sino que necesitamos datos. Y es que hay decisiones que se toman con la panza, otras con el corazón, otras con la mente, otras con un poco de todo. Nuestros sentirpensares deben estar alineados.” De hecho, ahora enseña, que a un buen indicador nada le SOBRA: “es Sustantivo, refleja la cosa; es Objetivo, basado en datos obtenibles; es Reposteable porque es comunicable, cuenta historias y las historias nos transforman, y detona Aprendizaje. Eso tiene que estar dirigido a una persona. Sabes a quién nada le SOBRA porque esa información va dirigida a las personas.”
Así es como la evaluación y los indicadores aportan a nuestro camino como agentes de cambio. Al definir indicadores y evaluar lo que hacemos, podemos pensar qué mejoras o cambios proponer para obtener resultados distintos. Por eso necesitamos perderle el miedo a los números y las gráficas. De esa forma nutrimos una comunidad de aprendizaje amorosa que encuentre intereses compartidos, identifique los cambios que quiere generar y utilice esos saberes para generar las transformaciones que el planeta necesita hoy.
Escrito por Johana Trujillo, egresada de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad, Generación 2017 y de la Especialidad en Evaluación Sistémica de Proyectos, Generación 2021.
«Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las de la Universidad del Medio Ambiente»