COP 15, ¿QUÉ CAMBIÓ PARA LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD?
marzo 9, 2023Integrando las comunidades de la Universidad del Medio Ambiente
marzo 13, 2023Por Edgar Alan Flores Paredes, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad y asistente del área de Innovación Educativa.
Desde hace ya unos pocos años tuve la enorme oportunidad y privilegio de poder conocer la escuelita de Tosepan en la Sierra Norte Poblana, desde un contexto totalmente diferente tuve este encuentro que sin duda sería el primer pilar para mi decisión de estudiar Educación. La filosofía de la Fundación Tosepan en crear pequeñas atmósferas donde al educando se le permita desarrollarse diferente -no mejor ni peor al sistema educativo actual, simplemente diferente- pues se tiene la fiel creencia que para poder aportar soluciones socio-ecológicas congruentes, la semilla de la empatía ambiental tendría que crecer a profundidad sobre las personas con la capacidad y responsabilidad acerca de decidir sobre los otres, nuevamente, defendiendo la idea de que la educación es la primer acción hacia un futuro más congruente con sus actos hacia eco-sistema.
Fue aquí donde mi participación recobró importancia -para mi- ya que yo no me consideraba siquiera una persona capacitada para enseñar pues consideraba que no cumplía con las cualidades básicas de ser un maestro ni menos de poder enseñar bio- construcción a personitas de entre 4 años a 8 años, pues, consideraba que no entenderían nada de lo que diría, fue allí cuando platiqué con Leonardo Durán (Director de la Tosepan Titataniske) y remarco que lo importante de mi enseñanza fue justamente esa, que mi diferencia sobre la pedagogía común haría tener resultados diferentes, que reflexionara sobre aquello que me hubiera gustado aprender a esa edad y que elimine cualquier prejuicio de yo sentirme superior a mis educandos, mas bien a sentirme aprendiz de ellos; honestamente en ese momento no entendí ni una sola palabra pero fue en la práctica cuando pude apreciar el valor de educar diferente en una atmósfera rodeada de naturaleza, pues, la ternura se permite florecer y el simple acto de mirar mariposas, ver como crece el bambú o aprender a identificar aves era el comienzo para una experiencia profunda de aprendizaje.
Admiro a todes les profesores que han colaborado allí pues justamente creo que la diversidad es clave para una educación fértil hacia las ideas diferentes, admiré que una danzante aérea fuera maestra de elaboración de textiles y de inteligencia corpórea ya que transmitía su pasión a través de sus actos amorosos hacia sus estudiantes, fue allí cuando comprendí mi papel en ese lugar: un arquitecto y fotógrafo enseñando a entender las bondades materiales del entorno y la capacidad de desarrollar las inteligencias intra e interpersonales a través del diálogo con los entes naturales al pedir permiso de interactuar con el bambú o con la tierra, la ternura me invadió el cuerpo y pude sentir una esperanza profunda hacia un futuro que probablemente jamás vea pero que, sin duda, me permitiría volver a hacer.
Los actos de la Tosepan son movimientos políticos contundentes pues educan a las comunidades nahuas como desean ser educadas, rechazando (parcialmente) las estrategias homogéneas en el sistema educativo mexicano, pues fomentan la lucha por los derechos a las bondades naturales e incorporar herramientas políticas a sus estudiantes para poder exigir el respeto adecuado hacia sus extensiones personales del medio ambiente, apoyan los movimientos ecologistas y las posturas anti-capitalistas, sin embargo, manejan con excelente precisión su organización como un modelo de economías solidarias como respuestas locales y auto-gestivas; sin duda, son congruentes con lo que predican y creo fielmente que de eso se trata la Educación Ambiental.
¿Quieres saber más sobre los encuentros educativos en la naturaleza? Inscríbete a la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.