Desafíos en el diseño de Proyectos Educativos Alternativos | Mi experiencia en diferentes roles dentro de la educación ambiental
enero 11, 2023Las políticas públicas regenerativas
enero 19, 2023La construcción de comunidad y su contexto
El mundo está lleno de proyectos con muy buenas intenciones. Hay miles de personas con un compromiso profundo para transformar el estado actual de las cosas, soñadores con visiones tan ambiciosas que harían que los viajes interestelares se vieran diminutos en comparación.
Si cambiar el mundo de maneras saludables y sabias dependiera de las buenas intenciones y de las buenas ideas, hace mucho viviríamos en una utopía llena de armonía entre lo humano y lo no humano.
Entonces, ¿Por qué, si hay tantas buenas intenciones, tantos sueños, tantas ideas increíbles, no vemos los cambios que nos gustaría ver, al ritmo que nos gustaría verlos?
Construcción de comunidad desde la perspectiva UMA
Dependiendo de dónde busques, vas a encontrar respuestas diferentes a estas preguntas. Pretendemos aquí darte un vistazo de una de las formas en las que exploramos estas preguntas en la Licenciatura en Emprendimiento y Proyectos Socioambientales de la UMA: nuestro seminario de Construcción de Comunidad.
Buenas intenciones, pobres relaciones
Generar transformaciones socioambientales positivas y sostenibles en el tiempo requiere un montón de cosas:
- el momento correcto,
- la intención correcta,
- la escala adecuada,
- los capitales necesarios,
- buenas ideas, etc, etc…
Pero algo que se suele subestimar muchísimo son las buenas relaciones.
Construcción de comunidad y buenas relaciones
Crear relaciones prósperas y vibrantes es indispensable para materializar cambios profundos en el mundo. Y no estamos hablando simplemente de hacer “networking” o asistir a eventos para intercambiar contactos. Hablamos de relaciones recíprocas, con conexiones personales, humanas y verdaderas; relaciones que hacen que los sueños más grandes sean probables.
¿Esto qué significa?
La mayoría de los proyectos de transformación social y ambiental cojean de su dimensión relacional. Son muchas las iniciativas que fracasan porque:
- las personas no saben vincularse sabiamente,
- no saben trabajar en equipo o -peor aún-
- no valoran la importancia de tener diferentes perspectivas al servicio de una meta en común.
Entonces, muchos procesos revientan no por falta de creatividad, no por falta de recursos, o por falta de buenas intenciones; sino por exceso de ingenuidad frente a la complejidad de las relaciones humanas, y falta de herramientas para construir relaciones genuinas que permitan la colaboración efectiva.
Construcción de comunidad para colaborar
Esta no es una perspectiva nueva ni exclusiva de la UMA. En 2011, investigadores de Stanford publicaron una investigación que explica cómo algunas iniciativas alrededor del mundo lograron manifestar y sostener procesos de cambio socioambiental a gran escala: el impacto colectivo.
Esta investigación explicó cinco condiciones para que se pudieran alcanzar objetivos de amplio alcance a través de la colaboración entre distintas personas, organizaciones y sectores sociales y económicos. Sus conclusiones han dado luces para orientar esfuerzos recientes de impacto social y ambiental positivo, y demuestran que la colaboración es la clave para hacer realidad esas intenciones ambiciosas de transformación del mundo.
Entonces, si el impacto colectivo es necesario para cambiar el mundo, y la colaboración es necesaria para tener impacto colectivo…
¿Qué se necesita para colaborar?
Nuestra apuesta es sencilla pero compleja: la construcción de comunidad. Necesitamos crear y tejer, de manera intencional y consciente, vínculos significativos entre personas, sistemas, instituciones, proyectos, organizaciones, e iniciativas.
Y para eso, necesitamos -entre muchas otras cosas- ir más allá de lo que hemos heredado de nuestro pasado colonial.
¿Qué significa eso?
Significa cuestionar cómo hemos sido criados con valores de dominación y discriminación, y cómo eso nos hace desconocer a los demás y sus cualidades únicas. Implica reinventar nuestras formas de relacionarnos entre nosotros y con el mundo, valorando la diversidad y la diferencia como elementos fundamentales que sostienen la vida en la Tierra.
En resumen, para la construcción de comunidad necesitamos desarrollar formas de ser y de estar que nutran la pertenencia, la inclusión y la libertad.
¿Cómo crees que sería el mundo si pudiéramos relacionarnos así? ¡Ven a explorarlo con nosotros en nuestra Licenciatura en Emprendimiento y Proyectos Socioambientales de la UMA.
Artículo escrito por Ana Lucía Castaño.