Lo que sostiene un Tronco común
noviembre 17, 2022Fortalezas en la investigación UMAna
noviembre 23, 2022La economía feminista en la sustentabilidad: visibilizando la vida
Es desde la economía feminista que podemos empezar a imaginar las diversas alternativas (plural porque es un pensamiento contextual donde no existe una sola solución) al capitalismo destructivo.
¿Cómo se vería nuestro mundo si los modelos económicos generaran trabajos dignos, donde a cambio por compartir nuestro tiempo, nuestras manos, nuestras ideas tuviéramos la oportunidad de vivir una buena vida con nuestras necesidades cubiertas, dentro de un esquema de visibilidad y cuidado mutuo?
Es así como la economía feminista usa el género no como una categoría limitante, sino como un lente que ofrece apertura a nuestro ser social enredado en una comunidad biótica – es decir una comunidad interdependiente de otros seres y elementos de los cuales dependemos en ese cuidado mutuo para sobrevivir.
Sociedad en crisis
Nuestra sociedad está en crisis debido al control hegemónico económico por los modelos actuales donde es más importante el PIB que las personas afanándose detrás. Se evidencia en la destrucción de los hábitats, lo cual ha impactado en la salud y bienestar de la población humana.
Está incrementando nuestra desconexión con la naturaleza y con eso, nuestra vulnerabilidad. La creciente desigualdad social dibuja cada vez con más definición los paisajes sociales que constituyen las posibilidades de la experiencia humana, una experiencia que existe en primer lugar gracias a la diversidad biocultural y a la cooperación.
Principios de la economía feminista
En contraste a la destrucción del sistema que mercantiliza la guerra antes de desarrollar vida, exploraremos los principios y los objetivos de la economía feminista. Para empezar, se consideran dos principios: poner la vida en el centro y valorar el trabajo doméstico y del cuidado (Pérez Orozco y Agenjo Calderón, 2018).
Hay que poner la vida en el centro. ¿Qué sería de la vida sin las interacciones e interpretaciones que dan significado a nuestras acciones y eventos colectivos? Silvia Fedirici nota como Marx enfatiza que la sociedad “nace del intercambio social, de la práctica social, y en un proceso de cambio” (Fedirici, 2018, p. 11).
No se quiere decir que la vida no está en movimiento, que las cosas no están cambiando y que no haya vida detrás de estos cambios, sólo que como sociedad, tenemos una venda en los ojos que no nos permite tener una interpretación de la vida más amplia que llegue a los bordes, a los márgenes, que llegue a las minorías, por ejemplo a las mujeres y a la naturaleza.
Los cuidados
Hay que valorar el trabajo doméstico y de cuidado. Este principio ilumina el papel que ha tenido la colaboración en nuestra historia evolutiva y consecuentemente revela nuestros puntos ciegos. Esta ceguera se evidencia en nuestras burbujas sociales, la falta de una visión sistémica, pero más concretamente en este caso, me refiero al trabajo invisible.
Se estima que el trabajo doméstico y del cuidado no remunerado constituye el 9% de la economía global, de lo cual las mujeres contribuyen en un 6.6% (Crisologo Hernando, 2022). Estos números resaltan la explotación humana de la cual la economía global depende, de la cual incluso muchos de nuestros estilos de vida dependen en cierta parte.
Detrás de cada gran hombre, hay una línea de ensamble de grandes mujeres no-pagadas y sobre-explotadas.
Las sociedades prehispánicas
La situación donde nos encontramos ahora no fue inevitable, no fue natural, no es nuestro fin, sino una construcción social, y como cualquier construcción puede ser deconstruida.
En las sociedades prehispánicas existía reverencia hacia la mujer y los diversos papeles públicos que llevaba a cabo dentro de la comunidad, como sacerdote, curandera, partera, campesina, ama de casa, tejedora, entre otras que vemos representadas en las imágenes de diosas prehispánicas, como Mayahuel, diosa de la madre tierra y el maguey (Fedirici, 2004).
Sin embargo, como consecuencia de la conquista y la reapropiación de la tierra, hoy en día en México, un 26% de la tierra comunal (de la diosa Mayahuel) es dirigida por mujeres (Miranda, 2019).
Fedirici escribe (2004) que en la época prehispánica, las mujeres americanas tenían sus propias organizaciones, sus esferas de actividad reconocidas socialmente y, si bien no eran iguales a los hombres, se las consideraba complementarias a ellos en cuanto a su contribución a la familia y la sociedad (p. 304).
Las mujeres, la sensibilización del mundo natural y las tendencias colectivas del pasado siempre han presentado una amenaza al patriarcado porque representan otra forma de consciencia, una difusión descentralizada del poder y del ser en sí.
El lenguaje maya
Estos cambios se evidencian en el lenguaje, siendo este último un campo de batalla perpetuo de los cambios sociales. En el sur del país, en las tierras mayas de la península de Yucatán, antes se usaba el término maya yucateco “bej”, sinónimo de camino, para describir una dedicación de la vida no monetaria – una vocación, ya sea milpero, cazador, sacerdote, entre otros.
Ahora esta palabra ha sido reemplazada por la palabra maya yucateca “meyaj” que significa un trabajo que uno hace para sobrevivir; una perspectiva indudablemente occidental y más parecida a como nosotros ahora entendemos el concepto de trabajar (Keller, 2009).
Actualmente asociamos trabajar con productividad y nuestros cuerpos se vuelven parte del capital. ¿Cómo se vería un mundo donde trabajar fuera asociado con colaborar, ofrecer, vivir? Desde la perspectiva que nos ofrece la teoría de la economía feminista, nos podemos imaginar cambiar los conceptos de la economía, del trabajo, y del desarrollo.
Objetivos de la economía feminista
Los tres objetivos de la economía feminista, según Amaia Pérez Orozco y Astrid Agenjo Calderón, consisten en analizar las teorias económicas-androcéntricas actuales para sacar a relucir los sesgos que impiden una comprensión integral de la economía y los procesos de inclusión y exclusión.
Así como desarrollar las herramientas capaces de deconstruir los modelos actuales y aplicar las perspectivas feministas “que sostienen la vida”, y por último, reflexionar sobre los procesos políticos actuales en la economía, dilucidando las esferas invisibilizadas y preguntándonos qué rol tienen estos procesos en la desigualdad entre géneros (Pérez Orozco y Agenjo Calderón, 2018)
Acciones para el cuidado mutuo
De acciones, podemos usar nuestra imaginación y sensibilizarnos a lo que significa vivir en comunidad. Primero, nuestras acciones tienen que trascender las esferas de lo privado a lo público – de nuestras palabras a nuestras acciones, de nuestras casas a las calles.
Necesitamos construir modelos económicos que respeten la vida (no sólo de hombres ni sólo de humanos) y que consideren el desarrollo como el desarrollo del cuidado y no como un crecimiento monetario lineal. Podemos crear mercados que sigan los principios de la economía feminista en nuestras comunidades.
Las iniciativas como los bancos de tiempo, que nos dan la oportunidad de conceptualizar la economía fuera del dinero, y cooperativas, que logran derrumbar jerarquías, ponen el cuidado mutuo (la vida) en el centro.
Conclusión
La economía feminista nos empuja a visibilizar nuestras vidas, conectándonos a nosotras de nuevo, a nuestras necesidades, a nuestras habilidades, y a nuestra capacidad de vivir en comunidad, buscando crear posibilidades para todas, todos en nuestro planeta de recursos finitos en su materialidad pero infinitos en su interconectividad.
Seguimos vivas, vivos gracias a las personas que van contra la corriente del capitalismo, gracias a los gestos de generosidad, cooperación y amor.
Si quieres conocer y explorar más sobre economía feminista, te invitamos a inscribirte a la Maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, donde llegarás a abordar este tema, entre otros.
Referencias:
Crisologo Hernando, R. (2022). Unpaid Care and Domestic Work: Counting the Costs. Asia Pacific Economic Cooperation.
Duhagon, E. (sin fecha). Economía feminista y nuevo paradigma de desarrollo. Social watch: erradicación de la pobreza y justicia de género. Recuperado el 16 de Noviembre de 2022 de: https://www.socialwatch.org/es/node/11607
Fedirici, S. (2004). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Autonomedia. (2010). Ed. Traficantes de Sueños. Recuperado el 16 de Noviembre de 2022 de: https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Caliban%20y%20la%20bruja-TdS.pdf
Fedirici, S. (2018). El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo. María Aránzazu Catalán Altuna (traducción). Traficantes de Sueños. Recuperado el 16 de Noviembre de 2022 de: https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS_map49_federici_web_0.pdf
Keller, A.H. (2011). A Road by Any Other Name: Trails, Paths, and Roads in Maya Language and Thought. Snead, J., Erickson, C., Darling, J (ed.), Landscapes of Movement: Trails, Paths, and Roads in Anthropological Perspective (pp. 133-157). Philadelphia: University of Pennsylvania Press. Recuperado el 16 de Noviembre de 2022 de: https://doi.org/10.9783/9781934536537.133
Miranda, F. (7 de Marzo de 2019). “Only 26% of Communal Land Owners in Mexico are Women”. El Universal. Recuperado el 16 de Noviembre de 2022 de: https://www.eluniversal.com.mx/english/only-26-communal-landowners-mexico-are-women
Pérez Orozco, A. y Agenjo Calderón, A. (1 de Mayo de 2018) Economía feminista: viva, abierta, y subversiva. Economista sin fronteras.
TED. (Canal de TED). (4 de Febrero de 2020). Lebohang Liepollo Pheko: Feminist economics is everything. The revolution is now! Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=bDiOXjBK8xM
Escrito por Laura Gilchrist, estudiante de la Maestría de Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2020.
Editado por Shannen Sánchez Ruiz estudiante de la Maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2021.
“Las opiniones incluidas en este artículo son responsabilidad de quien las escribe, y no reflejan la postura, visión o posición de la Universidad del Medio Ambiente.”