Un proyecto pivotante
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enero 13, 2023
Por Mariana Lazcano Ferrat, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Antes de comenzar deseo compartir la perspectiva de este escrito: lo que para mi significa revisar mi historia como educadora y estudiante, ahora lo intento canalizar a través de experiencias personales, sucesos difíciles familiares con mis hijos y sus escuelas, así como propuestas de innovación y transformación pedagógica que deseo plantear con mi propia maestría.
Educación y Pasión
Para comenzar este análisis pretendo compartir que en la preparatoria tuve una magnífica maestra de arte. Nos enseñó a descubrirnos a nosotros mismos a través de pinturas impresionistas, arquitectura clásica y literatura.
Lo interesante de sus clases no era lo que sucedía durante los minutos que duraba, la magia sucedía después, cuando vi las maravillas del mundo, entonces tuve la oportunidad de sentir y comprender todo lo aprendido. Las emociones de admiración de las pinceladas de los impresionistas y su revelación a las políticas de arte que los ataban, entender la dificultad de las capillas delineadas con ojivas y poder imaginarme la vida de los artesanos como lo ilustra el libro de Catedral del Mar.
“Esa es la finalidad de la empresa educativa: que aquel que llega al mundo sea acompañado al mundo y entre en conocimiento del mundo, que sea introducido en ese conocimiento del mundo, que sea introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido…que sea introducido y no moldeado, ayudado y no fabricado.”
Que, por último, según la hermosa fórmula que propuso Pestalozzi en 1797 (una fórmula opuesta al proyecto de Frankeinstein), pueda “ser obra de sí mismo” Pestalozzi , 1994 citado por Philippe Meirieu en Frankenstein Educador, página 2.
¿Qué condiciones ayudaron a que yo hiciera mío el conocimiento?
¿Cómo me apoderé de tanta teoría y la transformé en sensibilidad?
Me parece que las condiciones estaban en la facultad de la maestra en respetar nuestros sentimientos, emociones, interpretaciones y acompañarnos pacientemente en el camino a encontrarlas. Ella sabía que estaba sembrando una semilla y no tenía prisa por cosechar.
Al hacer esto no tenía intención de construir un objeto lleno de conocimientos técnicos acerca del arte; sabía que la formación en el arte va cambiando y tomando forma con los años. Ella se dedicó entonces a presentarnos una forma de ver el mundo y vernos a nosotros mismos.
Las condiciones educativas que no permiten formar y ser obra de nosotros mismos es básicamente la prisa administrativa y el encierro permanente en un salón de clases, el mundo -como el arte- hay que verlo para entenderlo.
Interactuar con el Mundo
Yo propongo que viajar o exponernos a ver el mundo de nuestro alrededor pudiera ser una asignatura. No tienen que ser viajes largos ni caros, pero es presentarse ante la expectativa de salir a descubrir, de aprovechar el día que te regala estar parado en otro sitio, pensar como te sientes y sentir tus pensamientos.
Ver lo otro y desear modificar lo tuyo así como comprender la otroriedad y apreciar lo propio. Estoy convencida de que los viajes ayudan a construir una didáctica que dan a los alumnos y profesores la responsabilidad de sus propias acciones, autonomía, y permiten establecer límites en la convivencia social dentro de un espacio seguro. (Pansza, Perez J., & Moran O., 1996)
Escuelas Tradicionales
En un segundo punto de análisis, me gustaría comentar acerca de las formas de acompañamiento educativo en los sistemas convencionales. El acompañamiento de las instituciones a los alumnos, en mi experiencia, son estas oficinas conformadas por servicios de psico-pedagogos y de asesores de calidad de vida.
Bienestar y Educación
Me llama la atención que el bienestar del estudiante se volvió un accesorio, siendo que es la médula del aprendizaje. El estar bien con uno mismo, auto-observarse, desarrollar la personalidad, nuestra liberación, el autogobierno y formación personal es la pieza angular de nuevos modelos de escuela. Sin embargo, cuando pasamos por momentos de dificultad personal, pocas veces las escuelas se adaptan a la circunstancia de las personas. Las estructuras tradicionales priorizan la transmisión de conocimiento y como accesorio el bienestar del alumno.
“… lo normal en la educación, es que la cosa *no funcione*: que el otro se resista, se esconda o se rebele. Lo normal es que la persona que se construye frente a nosotros o se deje llevar, o incluso se nos oponga, a veces, simplemente, para recordarnos que no es un objeto en construcción sino un sujeto que se construye”. (Meirieu, 2003, pág. 4).
Mi mejor ejemplo es el mecanismo de rebeldía, angustia y de supervivencia de mi hijo cuando desafortunadamente enfermé. Él asistía a una escuela de origen tecnocrático, por supuesto que la prioridad era el cientifismo, la eficiencia y neutralidad. Lo normal en nuestra situación de angustia e incertidumbre era que el muchacho no funcionara, el se estaba de-construyendo en la situación de sufrimiento y la institución educativa insistió que era un objeto en construcción técnica y como describe Margarita Pansza, afectividad en estos modelos queda ausente de la problemática del docente.
Nosotros nos cansamos de pedir ayuda para mi hijo y comprobamos como la práctica educativa tecnicista no acompañó a mi hijo en su re- construcción como sujeto joven descubriéndose en el mundo de la incertidumbre de tener una mamá enferma. Al pasar el tiempo, el aprendizaje de mi hijo lo ha fortalecido como ninguna asignatura técnica lo pudo haber hecho, salió de la escuela para construirse con la familia, la escuela fue incapaz de modificar su estructura para incorporar a mi hijo, acompañarlo en grupo y aprender todos juntos de situaciones como estas a las que estamos todos expuestos.
¿Qué pasaría si nuestras circunstancias de vida se incorporaran a nuestro diario aprendizaje?
¿Cómo podemos pensar en ayudar a una persona a construirse cuando no dejamos que su situación de vida sea el punto de partida para ver desde dónde comenzar, con que fortalezas y con qué carácter?
¿Acabaría esto con la violencia infantil intrafamiliar?
Mi propuesta sería que tuviéramos a lo largo de toda nuestra vida escolar una “materia angular” en donde se pudiera tratar con nuestras situaciones de vida –como prácticas narrativas- , nuestro manejo de la realidad y de nosotros mismos en ella.
Educación Liberadora
Mi tercer y último punto de análisis es la conquista paulatina de la autonomía en la formación y en la toma de decisiones de los educandos. Para esto hago referencia a la siguiente cita:
“La autonomía se adquiere en el curso de toda la educación, cada vez que una persona se apropia de un saber, lo hace suyo, lo reutiliza por su cuenta y lo reinvierte en otra parte.” (Meirieu, 2003, pág. 12)
Durante muchos años he llevado a kayakear a muchachos en los esteros para ver aves y admirar/aprender del sistema de manglares. A partir de observarlos decidí ampliar el programa a 3 salidas consecutivas, la primera salida tiene por objetivo únicamente que cada uno de los muchachos y muchachas cumplan simples retos de movilización de kayaks dobles con la marea a favor.
En la segunda salida ellos se responsabilizan de armar los kayaks, organizarse y llegar a un punto establecido para hacer muestreos. La tercera y última salida ellos organizan toda la salida de campo considerando vientos, mareas, arman los kayaks y eligen a sus pares para remar.
Los resultados siempre son muy variados, muchas veces las tomas de muestras y mediciones de productividad son realmente poco confiables, algunos no llegan a cumplir los retos que se establecen, pero nada de esto importa, esto es el andamiaje para que justamente vayan siendo autónomos y tengan experiencias únicas relevantes a ellos mismos. Se ha construido un ambiente seguro con situaciones-problema y una pedagogía diferenciada.
Además de la evidente diversión al aire libre hay incontables aprendizajes que la experiencia les deja, tan únicas como sus personalidades. Al final del día nos sentamos en círculo en la sombra y platicamos las anécdotas que tuvimos. Ellos quienes se llevan un reconocimiento de admiración de todos.
Como ejemplo, recuerdo un par de jovencitas que desde que se hicieron al agua no podían remar, el guía de seguridad se quedó junto a ellas y la marea las tomaba por sorpresa en cada movimiento que trataban descoordinadamente de ejecutar. Apenas lograron llegar a la primera boya, no pudieron avanzar por más que intentaban, estuvieron remando una media hora sin moverse de lugar hasta que por fin lograron coordinarse y comunicarse. A su lado siempre estuvo el guía en silencio. Las chicas no pudieron hacer ningún otro reto.
Cuando terminamos la sesión, en el círculo de conclusión les dieron a ellas el premio a la admiración porque mostraron carácter, perseverancia y lograron sobreponerse a sus problemas de comunicación. Estos aprendizajes para los chicos son los que se llevan entrañablemente clavados en el corazón. El contexto es el manglar. Lo aprenden a querer porque fue testigo de su revelación personal.
Para mí eso es aprendizaje significativo y construcción de su autonomía. Siempre culmino evocando los sentimientos de logro que cada quien tuvo y pidiendo que los guarden en su memoria emocional para cuando estén en una situación de la vida que los ponga a prueba regresen en su mente a este manglar, en este momento y recuerden que lograron superarse a ellos mismos.
Conclusión
Para concluir quiero compartir que las transformaciones pedagógicas que creo que son necesarias por parte del docente están basadas en la confianza en los niños y jóvenes y en la paciencia.
Los docentes podemos generar estructuras planeadas y andamiajes con un sin fin de posibilidades o caminos hacia diferentes objetivos. Necesitamos soltar la administración escolar de los conocimientos.
A mi gusto esto limita y frena la creatividad en la didáctica. Sería interesante poner las circunstancias que vivimos como punto de partida, invitar a que puedan hablar de ellas en comunidad de aprendizaje para manejarlas. Sin duda fomentaría los aprendizajes en viajes para observarse, planearse, gobernarse y desear modificarse a sí mismos mientras admiran el exterior de su contexto de vida me parece un regalo que a todos nos viene bien.
Este ensayo resulta para mí una recapitulación de momentos claves en mi vida que me provocan mejorarme, traje al papel muchos sentimientos y emociones que me entusiasman a seguir mi trabajo de maestría diseñando con más calma experiencias en aula natural.
*Editado por Edgar Alan Flores Paredes, estudiante y asistente de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las de la Universidad del Medio Ambiente