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Según la teoría general de los sistemas propuesta por de Bertalanffy, un sistema es un “conjunto de elementos interrelacionados, interdependientes, interactuantes, combinados y coordinados como un todo organizado en pro de un objetivo común, cuyo resultado es mayor que la sumatoria que se obtendría si las unidades actuaran independientemente” (Bertalanffy, 1968). Este concepto es motivo de reflexión para cada decisión a tomar en general, porque como todas las partes se encuentran interrelacionadas, se tiene que tomar en cuenta los efectos que vayan a ocasionarse en las partes interesadas (partes que pueden llegar a ser influencia en un objetivo) a causa de aquella decisión. En este contexto, se puede afirmar que un ecosistema es un sistema por las dinámicas y las funciones que se cumplen dentro de él y gracias a él, como se desarrolla a continuación.
Ecosistema y Agroecosistema
El ecosistema ha sido definido en la Convención de Diversidad Biológica como un “complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad” (Organización de las Naciones Unidas, 1992); y la función de un ecosistema llega a ser la capacidad de los componentes y de los procesos naturales de brindar bienes y servicios que vayan a cubrir directa o indirectamente las necesidades del ser humano (de Groot, Wilson, & Boumans, 2002). Y los servicios de los ecosistemas son definidos como “beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas, incluidos servicios de soporte, servicios de aprovisionamientos, servicios de regulación y servicios culturales” ( Millennium Ecosystem Assessment, 2005).
Las actividades agrarias se desarrollan en áreas definidas de ecosistemas, y de esta forma se transforman en agroecosistemas (Figura Nº 1); es decir, son el resultado de decisiones de uso y manejo de la tierra, que no se basan únicamente en la producción, sino también en la decisión sobre el costo, la disponibilidad y los insumos (créditos o maquinarias, semillas, fertilizantes, pesticidas y acciones de los actores de los procesos de consumo o venta de los alimentos producidos). La combinación de estos factores llega a convertirse en decisiones de gestión, que se ven en distintos patrones de tipos de cubierta terrestre en los agroecosistemas.
Figura Nº 1: Modelo conceptual del agroecosistema de un sistema alimentario
Cubiertas Terrestres
Las cubiertas terrestres son áreas de tierra, dedicadas a distintas actividades o con distintas características en una granja, parcela o en un terreno determinado.
Las cubiertas terrestres de posible existencia en un espacio de tierra son cuarenta y cuatro según el proyecto europeo CORINE (Coordination of Information on the Environment), como lo indica el artículo de investigación “Landscape” Capacities ti Provide Ecosystem Services – a Concept for Land-Cover Based”Assessments” (Burkhard, Kroll, Müller, & Windhorst, 2009) y la FAO proporciona más de noventa tipos de cubiertas terrestres que pueden aplicarse a cualquier contexto (Food and Agriculture Organization, 2004).
Figura Nº 2: Cubierta terrestre en un espacio de parcela en Anzaldo-Bolivia
En este tejido se consideran cinco cubiertas terrestres genéricas, que son: agroforestería (árboles, ganado y pastos), campo agrícola (cultivos), cuerpo de agua (ríos, lagos, lagunas), zona industrial (áreas de trabajo industrial) y zona silvestre (plantaciones de frutas, setas, plantas; animales salvajes, peces), en los que se llegan a englobar la mayor cantidad de cubiertas terrestres según sus correspondientes características.
Funciones Agroecosistémicas
Explicado todo lo anterior, se puede afirmar que los agroecosistemas y sus administradores forman parte de los sistemas alimentarios; estos sistemas son importantes en la creación de paisajes culturales que tienen capacidades específicas para otorgar servicios de agroecosistemas. En esta línea, los servicios agroecosistémicos son definidos como combinaciones específicas de servicios de regulación de bienes y/o servicios, servicios culturales y servicios de aprovisionamiento (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018).
Dentro de la política, la ciencia y la toma de decisiones se ha convertido en una herramienta útil para el mapeo y el testeo de los servicios ecosistémicos y existen metodologías de evaluación de estos servicios revisados en el documento “Mapping ecosystem services across scales and continents – A review” (Malinga, Gordon, Jewitt, & Lindborg, 2015), pero no existe variedad de ellas para calificar a los sistemas agroecosistémicos.
En el artículo de investigación “Agroecosystem Service Capacity Index – A Methodological approach” (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018) se hace mención a los niveles sistémicos de los agroecosistemas, que van desde una forma individual hasta una forma conjunta; en este aspecto, se presenta a un ser vivo de forma individual, luego, el sistema siguiente llega a ser su micro entorno y la gente que lo administra, en el próximo nivel se tiene al campo/granja y los niveles van ampliándose así de manera sucesiva. La unidad de apreciación en este estudio es la granja. Este artículo de investigación es la base de este artículo.
Video Nº 1: “Cien Pies” en la cubierta terrestre en un espacio de parcela en Anzaldo-Bolivia
Capturado por Alejandra Sejas
Funciones Agroecosistémicas de Soporte
Las funciones agroecosistémicas de soporte son aquellas que se tratan de la variedad de fauna natural y seminatural que exista en una granja o terreno enmarcado, incluyendo la diversidad de actividades relacionadas al agro que se practiquen en el área.
Estas funciones agroecosistémicas abarcan en sí, la heterogeneidad biótica, es decir, el nivel de igualdad de tipos de vida que existen en el lugar específico (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018).
Tabla Nº 2: Funciones Agroecosistémicas de Soporte
Funciones Agroecosistémicas de Aprovisionamiento
Las funciones agroecosistémicas de aprovisionamiento tratan de todos aquellos seres vivos, materias, sustancias o espacios que cumplan la función de proveer abastecimiento para alimento, nutrición, cultivo, energía, consumo, actividades para fines humanos, etcétera.
Las funciones que contiene este grupo de funciones agroecosistémicas son: cultivos alimenticios, alimentos silvestres y otros recursos, ganado, forraje, bioquímica o medicina, semillas, madera, leña y agua dulce (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018).
Tabla Nº 3: Funciones Agroecosistémicas de Aprovisionamiento
Funciones Agroecosistémicas de Regulación
Las funciones agroecosistémicas de regulación se refieren a aquellas que se relacionan y actúan para regular o mantener distintos factores y fenómenos naturales, como por ejemplo el clima local, gases de efecto invernadero, erosión, almacenamiento de agua, entre otros, crecimiento natural de vegetación, entre otros.
Los puntos que enmarca este grupo de funciones son: regulación del clima local, regulación del clima global, regulación de la erosión, regulación de nutrientes, purificación del agua, regulación del agua, polinización y control biológico (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018).
Tabla Nº 4: Funciones Agroecosistémicas de Regulación
Funciones Agroecosistémicas Culturales
Finalmente, las funciones agroecosistémicas culturales son aquellas que se enfocan en la capacidad de fortalecer la creatividad y el intercambio de nuevos y valiosos conocimientos; además de la capacidad de mantener latentes los paisajes históricos o patrimoniales.
En este grupo de funciones se encuentran concretamente los sistemas de conocimiento y el patrimonio y diversidad que se encuentren en un determinado agroecosistema (Augstburger, Jacobi, Schwilch, & Rist, 2018).
Tabla Nº 3: Funciones Agroecosistémicas Culturales
A modo de conclusión se resalta la importancia de conocer las funciones agroecosistémicas para trabajar en actividades agrícolas. Estudiar las funciones es importante para conocer y entender mejor las dinámicas del suelo y así trabajar para/con él de forma integral y respetuosa.
Escrito por Alejandra Iris Sejas Delgadillo, estudiante de la Maestría de Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2021.
Referencias
Millennium Ecosystem Assessment. (2005). Ecosystems and Human Well-Being. Washington: World Resources Institute.
Asamblea Legislativa Plurinacional. (2012, 15 de octubre). Ley Nº 300. Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien. Gaceta Oficial del Estado Plurinacional de Bolivia.
Augstburger, H., Jacobi, J., Schwilch, G., & Rist, S. (2018). Agroecosystem Service Capacity Index – A methodological approach.
Bertalanffy, L. V. (1968). General System Theory; Foundations, Deveopment, Applications. Nueva York: George Braziller.
Burkhard, B., Kroll, F., Müller, F., & Windhorst, W. (2009). Landscapes’ Capacities to Provide Exosystem Services – a Concept for Land-Cover Based Assessments.
de Groot, R., Wilson, M., & Boumans, R. (2002). Ecological Economics. ELSEVIER.
Food and Agriculture Organization. (5 de Noviembre de 2004). Metadata. Recuperado el 15 de Julio de 2020, de GeoNetwork: http://www.fao.org/geonetwork/srv/en/metadata.show?id=38098&currTab=distribution
Malinga, R., Gordon, L., Jewitt, G., & Lindborg, R. (2015). Mappiing ecosystem services across scales and continents – A review. Sweden: ELSEVIER.
Organización de las Naciones Unidas. (1992). Convenio sobre la Diversidad Biológica.