Regeneración y políticas públicas ambientales: nuevas maneras de interpretación y evolución de las políticas públicas en México y el mundo.
julio 23, 2024Tendencias y futuro de las finanzas sustentables en México
julio 28, 2024Escrito por Ana Lorena Anguiano Suárez del Real, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
En mis últimos años laborales me he dedicado a la gestión de proyectos de diseño educativo para una modalidad virtual; sin embargo, durante toda mi vida previa me había visto enfocada en trabajo educativo socioambiental. Mi inquietud parte de la pregunta: ¿Cómo encontrar los puntos de encuentro entre ambas?
Aunque pareciera que ambas parten de enfoques y posibilidades educativas distintas, creo en la idea de no deshacernos de las invenciones que ha creado el ser humano para sí, sino tocar las bases educativas para regenerar y reconstruir el modelo, de manera que se favorezca el buen vivir de los ecosistemas.
Foto tomada por: Lilian Galante
El don de la educación
Delors, en el Informe de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, hace mención de que “la educación es todo lo que la humanidad ha aprendido sobre sí misma” (1996, pág. 36).
Pareciese un gesto de metacognición de la humanidad, donde el propósito y la función de la educación se vuelve la transmisión de aquello que, como humanidad, queremos que perdure.
Asimismo, quiero partir de concebir a la educación como un don: un regalo del conocimiento sobre la vida y donde el verbo educar es relación entre seres humanos y el ente de aprendizaje.
Hemos de reconocer que nuestro contexto capitalista (donde se busca ganar-ganar, o solo ganar bajo la crueldad), la educación se ha construido bajo una dinámica de rectitud de lo que debemos ser como humanidad: el cumplimiento de metas y la adquisición de habilidades para la producción (Berlanga Gallardo, 2024).
Invisibilizando aquellos valores culturalmente catalogados como “femeninos”: aquellos basados en el cuidado, la ternura, y la naturaleza (Herrero López, 2013); aprendizajes de la humanidad que requerimos y también deseamos que perduren, aunque, como humanidad, pareciese que no hemos encontrado el tiempo para ello.
El ser humano no solo posee pensamientos y acciones para estar siendo en el mundo, sino también emociones que se sienten en el cuerpo. Unas de ellas son la curiosidad, la inquietud, y la “digna rabia”, aquellas emociones que surgen cuando nuestra racionalidad nos indica que algo necesita cambiar, la imaginación desata imágenes, y surge la idea de lo nuevo: de innovar.
Foto tomada por: Lilian Galante
La educación a distancia, por ejemplo, surgió con la inquietud de llevar la enseñanza a espacios marginados socialmente.
Así como mencionaba Donella Meadows en su escrito “Dancing with System” (2001): prestar atención a lo importante (tal como el encuentro, el afecto, el cuidado, el querer estar presente, la vida), no solo a lo cuantificable; y aferrarse al objetivo de la bondad.
Peter Senge (2014) también hacía hincapié en esto último, pues al intentar hacer un bien a una parte del sistema, como el sistema educativo, a veces no nos damos cuenta de que se perjudica de alguna forma; sin embargo, la inquietud del ser humano por hacer el bien, persiste, aunque falte practicar la cosmovisión de ser parte del mismo mundo, de la naturaleza.
Educación en remoto
Si bien la tecnología ha sido un acierto desde la invención de instrumentos para facilitarnos la vida en la prehistoria, es vital que su posición ética parta desde la inquietud común por mejorar nuestro sistema y relaciones.
La educación en remoto es criticada debido a la ruptura del encuentro presencial y tangible, algo sumamente valioso para la educación en la sostenibilidad; sin embargo, dando el beneficio de la duda (del “quizá”), quisiera que exploremos la mirada a lo que sí sucede o puede suceder en favor de la sostenibilidad en los sistemas de educación en remoto.
En la dinámica de este modelo, existen tres categorías: a distancia, virtual y en línea.
El e-learning o educación virtual se ha entendido como aquellos procesos de aprendizaje soportados en medios tecnológicos de manera asincrónica (Hernández Sellés & Alcoba González, 2014, pág. 127), siendo sucesor de la educación a distancia en la que las y los estudiantes no requieren asistir presencialmente a clases ni internet, pero se comparte el conocimiento por medio del correo postal con guías de aprendizaje, libros, radio, televisión o teléfono.
Por otro lado, la educación en línea u online es aquella que posee la característica de la sincronicidad y la retroalimentación en tiempo real con las y los profesores por medio de medios electrónicos (Ibáñez, 2020).
Así como se mencionaba anteriormente, vale la pena reconocer que esta dinámica educativa de los seres humanos surge a partir de la estrategia educativa de querer incrementar el flujo de alfabetización, aumentar la cantidad de matrícula educativa con los conocimientos para leer, escribir, o alguna formación técnica, disminuyendo el analfabetismo y representando menor inversión para la infraestructura de los sistemas educativos.
Entre las bondades de los avances tecnológicos encontramos que puedan ayudar a cerrar la brecha de accesibilidad ante capacidades diferentes, mostrar la diversidad cultural, ser implementada en entornos de violencia y guerra y alcanzar a más población con solo tener un dispositivo móvil y acceso a internet (o incluso sin él).
Sin embargo, también es cierto que pueden existir limitantes económicas, geográficas, culturales o de género que les impidan acceder a un dispositivo (Vilchis, 2023). Además, el nivel cognitivo de aprendizaje (Bloom, 1956) con el que se diseñen las estrategias pedagógicas, debe estar ligado los alcances reales que se pueden alcanzar en modalidad remota.
Con respecto a la relación pedagógica y estrategia de aprendizaje, si bien es cierto que la presencialidad y vínculo afectivo es mucho más tangible y con un flujo más constante en la presencialidad, hay que reconocer que la educación en remoto no es una propuesta que vaya a resolver la totalidad de todos los problemas de nuestro sistema con respecto al bienestar biosocial y donde la educación es vital.
Sin embargo, sí puede contribuir a la sostenibilidad de este por medio de comunidades dialógicas, causando el compartir las experiencias de aprendizaje (Larrosa, 2006) y de colaboración intersectorial (Alattore, 2016), un vínculo afectivo aún en la distancia y virtualidad, y ayuden a disminuir el flujo de la deserción escolar en zonas socialmente marginadas, favoreciendo el mantenimiento del bienestar social.
Foto tomada por: Lilian Galante
Conclusión
La educación en remoto puede estar inmersa en la dinámica del capitalismo verde (sostenibilidad débil) si se queda desde la búsqueda de aumentar el alcance poblacional y disminuir el de inversión y gastos al respecto del sistema educativo. Sin embargo, al tomar a la educación como encuentro, don, cuidado, cuerpo, y afectividad ambiental, la tecnología e innovaciones humanas pueden y deben causar y facilitar el cumplimiento de logros comunes.
Referencias
Alattore, G. M. (2016). Para construir lo común entre los diferentes. Guía para la colaboración intersectorial hacia la sustentabilidad. México: Editora Periodística y Análisis de Contenidos.
Arnstein, S. R. (1969). A ladder of citizen participation. Journal of the American Institute of Planners, 35(4), 216-224. doi:https://doi.org/10.1080/01944366908977225
Berlanga Gallardo, B. (2024). Inclinaciones. Contra la rectitud en la pedagogía. Una lectura pedagógica de la idea de «inclinaciones» de Adriana Cavarero. Obtenido de UNIVERSIDAD CAMPESINA INDÍGENA EN RED / CENTRO DE ESTUDIOS PARA EL DESARROLLO RURAL.
Bloom, B. (1956). Taxonomy of educational objectives: The classification of educational goals: Handbook I, cognitive domain. Nueva York: Longmans, Green.
Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. UNESCO. Santillana. Obtenido de http://innovacioneducativa.uaem.mx:8080/innovacioneducativa/web/Documentos/educacion_tesoro.pdf
Hernández Sellés, N., & Alcoba González, J. (2014). E-learning y gestión del conocimiento. Buenos Aires: Miño y Dávila.
Herrero López, Y. (2013). Miradas ecofeministas para transitar a un mundo justo y sostenible. Revista de Economía Crítica(16), 278-307.
Ibáñez, F. (20 de noviembre de 2020). Educación en línea, Virtual, a Distancia y Remota de Emergencia, ¿cuáles son sus características y diferencias? Obtenido de Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación. Tecnológico de Monterrey: https://observatorio.tec.mx/edu-news/diferencias-educacion-online-virtual-a-distancia-remota/
Larrosa, J. (2006). Sobre la experiencia. Aloma. Revista de Psicologia i Ciències de l’Educació(19), 87-112.
Meadows, D. (2001). Dancing with Systems. Obtenido de https://www.15-15-15.org/webzine/2019/02/03/bailar-con-sistemas/
Senge, P. (2014). Systems Thinking for a Better World. Finlandia: Aalto University. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=0QtQqZ6Q5-o
UNESCO. (2012). Educación para el desarrollo sostenible.
Vilchis, N. (24 de febrero de 2023). La tecnología como facilitador de inclusión educativa. Obtenido de Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación. Tecnológico de Monterrey: https://observatorio.tec.mx/edu-news/inclusion-educativa-con-tecnologia/