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junio 22, 2021Por Sandra Carolina Torrico Sánchez
La Especialidad en Estrategias para Conflictos Socioambientales: prevención y transformación en la Universidad del Medio Ambiente, es un espacio de aprendizaje desde un enfoque integral donde varias disciplinas y diversas perspectivas coexisten, desarrollando condiciones de aprendizaje muy significativos. A mi parecer, las y los docentes no solo tienen los conocimientos técnicos sino también, la experiencia que hace que dominen los temas y debido a esto, se abre siempre una constante de discusiones y diálogos muy interesantes y enriquecedores en cada una de las sesiones.
Dentro del cuerpo de expertos, se encuentran académicos, profesionales con amplia experiencia en diferentes áreas del sector privado, gubernamental, de la sociedad civil, entre otros. Y esta multiplicidad ha creado una sinergia que se complementa en cada sesión con los compañeros y las compañeras de la especialidad, quienes también, desde sus áreas de experiencia, podemos comprender visiones en conjunto, complementar ideas y a la vez, visualizarlas a través de diferentes puntos de vista. Y es precisamente esta multidisciplinariedad la que me ha permitido comprender más a fondo las diferentes perspectivas que pueden surgir en una disputa y que, además, implícitamente se promueve el entendimiento y mejores prácticas para un bien común.
La especialidad tiene 4 ejes principales los cuales, hasta el momento me han parecido muy adecuados ya que en el primer eje vimos bases y fundamentos teóricos de los conflictos socioambientales, de la gobernanza y los derechos de acceso. Este primer módulo, me pareció particularmente interesante porque, desde mi profesión, pude conectar elementos de la teoría de conflictos con conceptos jurídicos y, por ende, con procesos participativos en la toma de decisiones, que precisamente hagan valer el derecho desde una perspectiva de justicia ambiental.
El segundo eje, se enfoca mucho en la prevención desde el elemento base en el desarrollo de proyectos y participación ciudadana e incidencia. En lo personal considero, que estos dos elementos se complementan mucho uno al otro, aunque podría parecer totalmente lo opuesto, sin embargo, la incidencia y participación ciudadana son sin lugar a duda, clave para ser partícipes de lo que sucede a nuestro alrededor y, por ende, estar bien informados de métodos para la prevención de posibles proyectos que tengan un impacto significativo al medio ambiente y a las comunidades.
El tercer eje, está enfocado en estrategias de acción y hasta el momento me ha fascinado conocer la posibilidad de no solo ser partícipe, pero de poder tomar cartas en el asunto en situaciones que nos ponen en riesgo a todas y todos. Y dentro de este eje, los términos más legales empiezan a tomar mayor prominencia en la especialidad que facilita el entendimiento de ciertos procesos para los no son abogadas y abogados, como yo. Y finalmente, el último eje, es de la transformación a la práctica, el cual todavía no he tenido la oportunidad de vivirlo, pero tengo entendido que se enfoca un poco más en comunicar todas estas herramientas adquiridas a lo largo de la especialidad, concretándolo en un proyecto final.
Cabe resaltar, que, durante los módulos, tenemos sesiones de comunidad de aprendizaje y comunidad de práctica, la primera con un facilitador y la segunda está más dirigida a tener un espacio de interacción con las y los compañeros. Al principio no estaba muy segura de la ruta en la que estas sesiones iban encaminadas, pero al poco tiempo, comprendí la importancia de estos espacios de cooperación, diálogo y reflexión en conjunto, que estas sesiones brindan. Y ciertamente, en periodo de pandemia, son pequeños espacios de acción participativa y horizontal que se agradecen mucho.
Por último, quisiera mencionar que además del cuerpo docente, dentro de los módulos hemos tenido invitados de muy diversas disciplinas como al doctor investigador Antonio Azuela de la UNAM, a Raquibul Amin, representante de Bangladesh de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y también representantes de varias Asociaciones Civiles, entre ellas CIVICUS, quien tuvo un gran papel de incidencia en el Acuerdo de Escazú.