Justicia ambiental y construcción de paz
diciembre 23, 2022Género y medio ambiente
diciembre 27, 2022Por Metztli Cerda Asencio, estudiante de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
Para esta ocasión pretendo compartir un poco de mi investigación sobre la propuesta del Feminismo Comunitario Territorial.
Mi Postura
Para comenzar, me gustaría enunciar que me coloco compartiendo esta perspectiva del F.C.T. desde los privilegios que vivo siendo una mujer blanca con acceso a diversas oportunidades, a la que le suscitan distintas -no más, ni menos valiosas- pero si otras situaciones histórico-políticas que a las mujeres indígenas y que reconozco que mi visión y experiencia puede presentar sesgos al abordar esta propuesta, sin embargo, despierta en mí profunda admiración y respeto el trabajo que las compañeras están caminando y me atrevo a nombrarlas desde este lugar amoroso.
Cabe resaltar que no es propiamente una experiencia que está sucediendo sólo en México, pero sí considero que tiene completa relevancia, al ser gestada por parte de la comunidad Maya que habita, cuida y defiende estas tierras, desde antes que se determinara el territorio geográfico de los países cómo hoy los conocemos. Reconozco también el trabajo en red que realizan con otras grupas de mujeres, en distintas latitudes de América Latina.
Ellas no se nombran o identifican como una propuesta de educación para la sostenibilidad y no es mi intención colocarlas -o mucho menos limitarlas- en esto, sin embargo, me parece que su recorrido tiene que ver con la regeneración y la vida.
Día a día, encarnan una experiencia disruptiva en el acto pedagógico y en las siguientes líneas -sin intención de convertir esto en un ejercicio de apropiación- compartiré mi resonancia con su propuesta.
Mi acercamiento a este movimiento parte de revisar algunas entrevistas hechas a Lorena Cabnal: feminista comunitaria integrante de la red de sanadoras ancestrales del feminismo comunitario territorial y revisando algunos libros que abordan el Feminismo Comunitario Territorial.
El Feminismo Comunitario Territorial y su potencial educativo
Me parece que esta propuesta al nacer lejos de la academia, de la teoría y de las propuestas de los organismos internacionales, es un acto educativo profundo y cotidiano, que se vive desde el cuerpo y al cuerpo me ha hablado.
Encuentro en esta relación pedagógica cotidiana, una invitación a integrar estos saberes, a reconocerlos, a retomarlos e iniciar el camino y descubrimientos propios de la práctica.
Encuentro en el acto de compartir mi perspectiva del Feminismo Comunitario Territorial un espacio y tiempo muy pertinente, profundamente sostenible, un fértil lugar para practicar una educación innovadora, ambiental, que nos acerca a ser más humanes, más creatives, más solidaries; un lugar dónde re-conocernos, para hacer-nos, existir-nos, vivir-nos, para la relación educativa. Y no me refiero a que todes debamos formar parte de, pero sí escuchar su esencia, su lucha, de ser posible apoyarla, pero sobre todo, llevarla a nuestro quehacer cotidiano.
¿De dónde viene el Feminismo Comunitario Territorial?
Como Lorena explica, el Feminismo Comunitario Territorial en Guatemala surge entre 2003 – 2004, a la par de la firma de los acuerdos de paz; luego de 36 años de guerra contrainsurgente.
Nace de un deseo muy profundo, desde cuerpos indignado de mujeres. En primera instancia, se juntaron a denunciar el hambre, la muerte de muchas mujeres, la muerte de niños y niñas que estaban falleciendo por desnutrición dada la situación de hambruna.
Cuenta como en esos momentos miraban los acuerdos de paz firmados, pero los sentían muy lejos de la comunidad, y empiezan a juntarse un grupo de mujeres empobrecidas a hacerse muchas preguntas:
¿Por qué muchas no estudiaban? ¿Por qué tenían hasta 18 hijos por familia? y así una serie de preguntas que parten de su vida cotidiana.
Posicionamiento ético-político
En el año 2005 surge un primer enunciado “defensa de mi cuerpo, como mi primer territorio de defensa”
En 2007 con la lucha contra las mineras nombran “la recuperación y defensa de territorio cuerpo tierra” empiezan a plantear estas dos dimensiones: la lucha por los cuerpos de las niñas y de las mujeres haciendo la defensa de la tierra.
En palabras de Lorena:
“Hoy el Feminismo Comunitario Territorial es un feminismo que aporta la pluralidad feminista comunitaria continental, nace de cuerpos indignados, de cuerpos que han sido atravesados por las múltiples violencias y empieza a hacer planteamientos bastante fuertes y también empieza a colocar elementos de interpelación a otros feminismos.”
Como Lorena Cabanal dice: “Me convoca a tejer para la red de la vida”.
Como una resonancia a mi proceso me invita a preguntarme desde mis quehaceres profesionales y personales:
¿Cómo generar complicidades para acuerparnos y formar nuevas formas de vida?
¿Cómo sentir y hacer espacio a las distintas dimensiones, la epistémica y la cosmogónica?
¿Cómo sentir las relaciones, recordando que la naturaleza nos es en el cuerpo, en el alma?
¿Cómo aportamos desde aquí para seguir la lucha por la defensa de la vida?
¿Cómo sentipensar-me, sentipesar-nos como educadores ambientales?
¿Cuál es nuestra responsabilidad política y epistemológica?
¿Cómo tejer redes que fortalezcan, que buscan horizontes comunes, dónde todas las voces sean escuchadas, donde las personas que son expertas en sus vidas sean sus dueñas?
¿Cómo ser siendo comunidad de la conversación, de la hospitalidad, de la acogida, del tacto, de la deferencia?
Su Cosmovisión
Es una propuesta epistémica que tiene su propio modo de interpretar sus realidades y decodifica las opresiones en la comunidad.
Es una propuesta espiritual, aborda los elementos de cosmogonía del pueblo maya, trae a dialogar las fechas calendáricas y lunares del calendario maya, contiene las diferentes relaciones de numerología de los cuerpos de la red de la vida, habla de diferentes elementos de cosmogonía para hacer una reinterpretación de: ¿porque está rota la red de la vida en las comunidades indígenas?
¿Qué podemos rescatar del Feminismo Comunitario Territorial como recurso para hacer Educación Ambiental?
El F. C. T. es un feminismo en una dimensión que dialoga; aborda la sanación como camino cósmico y político, aborda la memoria de dolor, de duelos, de muchas violencias, de la guerra contra la insurgente.
Acompaña procesos para la revitalización de mujeres que hacen defensa de la tierra, mujeres criminalizadas, judicializadas, perseguidas, presas políticas, mujeres con órdenes de captura.
Plantean regresar a la memoria ancestral sanadora de las mujeres con la naturaleza, a las conexiones de la red de la vida. Creen que las mujeres en cualquier lugar del mundo tenemos memoria ancestral sanadora.
Proponen que, desde los diferentes lugares y territorios, sanar las múltiples opresiones que tenemos, es un acto personal político y consciente.
Enuncia que la sanación política implica introducirnos de manera personal profunda, consciente y removernos aquello que nos ha construido el sistema patriarcal por voluntad propia, para así sanar el destierro comunitario, sanar la violencia epistémica, sanar nuestras relaciones con el territorio.
Encuentran que esta misma sanación, está en las relaciones de amor con la naturaleza, ya que esta no ejerce poder y control sobre los cuerpos, entonces practican e invitan a el sanar con los árboles, sanar con las plantas, sanar con las hierbas, con los ríos, con las montañas, de allí tomar fuerzas, de las fases lunares para poder removernos de las dimensiones de dolor, acuerpar entre mujeres y traer una dimensión de conciencia política de esos acuerdos y con otros saberes plurales de sanación.
No creen en una receta, no creen que esta manera de sanación se tenga que estandarizar por el mundo, mas bien es una manera que aporta a tejerse con otras propuestas que dialogan en estos tiempos, en otros territorios, estén en la ciudad o en campo.
Recalcan lo que es importante para esta sanación por la intencionalidad feminista, de no hacerlo, queda en bienestar, en relajación; en tanto tienes una intencionalidad feminista va a interpelar y se van a cuestionar las raíces de opresión, para revitalizarnos y reivindicarnos, con otros erotismos, otras alegrías, otras energías, otros placeres, que se convocan en este tiempo para darnos fuerza vital.
* Editado por Edgar Alan Flores Paredes, estudiante y becario de la Maestría en Innovación Educativa para la Sostenibilidad.
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