Inmersión en el contexto de Ha Ta Tukari, un proyecto de gestión comunitaria del agua en la Sierra Norte de Jalisco
mayo 28, 2021Día Mundial del Medio Ambiente
junio 4, 2021Por Alejandra Iris Sejas Delgadillo
El hombre, la cultura, el problema ambiental y el bienestar humano ¿se relacionan? Totalmente.
Es necesario concebir y apreciar al hombre, que en el transcurso de los años se ha convertido, para muchas teorías, suposiciones y discursos en un ente desarraigado del ecosistema; y es todo lo contrario. Si se habla del hombre, se habla de un animal cultural, definiendo a la cultura como un sistema de adaptación. El resultado de las nuevas formas de adaptación del ser humano deriva en el problema ambiental; las cuales se basan, principalmente, en la búsqueda de su “bienestar”.
Uno de los conceptos esenciales a repensar es el bienestar humano, ¿cómo se lo puede medir? ¿cuál es el principal parámetro en juego? Pues bueno, la sociedad mundial en general ha ido enfocándose en un único indicador que, según su punto de enfoque, califica el progreso de las naciones y el bienestar humano; se trata del PIB (Producto Interno Bruto). En este contexto, existe una apreciación bastante errada sobre este indicador, debido a que los factores monetarios no determinan el estado en el que se encuentren el progreso de las naciones y mucho menos el bienestar humano.
Por otra parte, la felicidad llega a ser el fin último de la actividad humana, es el bien perfecto por excelencia según Aguado et al., 2012; y es un parámetro esencial para evaluar el bienestar humano, la calidad de vida y no así, el nivel de vida. La mercantilización del bienestar humano está siendo desarrollado por los mercados, denominados “mercados eficientes”; sin embargo, éstos también son calificados como no éticos. Hace falta que la sociedad entienda este término y desplace su estilo de vida que busca un nivel de vida deseado a buscar una calidad de vida deseada, a trabajar por su bienestar; mientras en el transcurso del proceso descubra su punto de felicidad derivado de su consumo. Este último punto es importante porque se trata un comportamiento parabólico convexo que explica esta relación; donde existe un punto máximo en el que se relacionan positivamente las variables de consumo y satisfacción, pero si el nivel de consumo continua en creces el nivel de satisfacción se verá afectado negativamente. En este sentido, se trataría de la búsqueda de un fenómeno también multidimensional que captura una mezcla de las circunstancias de la vida de las personas, cómo se sienten en realidad y cómo funcionan (Aguado, y otros, 2012).
¿Estás feliz con la vida que llevas? Tal vez esta sea la pregunta necesaria de análisis profundo para toda la humanidad.
La forma humana de actuar va de la mano con la cultura que adopta la sociedad con la que siente pertenencia. La cultura es la encargada de fijar los comportamientos de la humanidad, es un sistema evolutivo de adaptación, donde la sociedad humana adapta el ecosistema en el que se desenvuelve según el comportamiento que dicta la cultura que adoptó. Por lo tanto, las consecuencias de sus actos dentro de ésta/s cultura/s son las que ocasionan el problema ambiental que hoy en día se vive. No es sabio culpar al ser humano como unidad, del desequilibrio ambiental. Tampoco es sabio que el ambientalismo no asuma a la tecnología y a la cultura como etapas evolutivas, esto resulta inútil, porque el objeto de análisis ambiental son las múltiples relaciones de distintas culturas con su medio. En este contexto, el desafío se encuentra en saber transformar BIEN el orden ecosistémico, transformarlo después de realizar estudios, evaluaciones y análisis de cómo esta transformación puede beneficiar o no al ecosistema para lograr una transformación de suma conciencia, armónica y responsable con la naturaleza y con cada uno de sus componentes (Maya, 2013).
En la Ilustración Nº 1, se presentan tres bucles en los que se basa el desarrollo del ser humano según Edgar Morin, 1999; que son estratégicos para entender su comportamiento. Este nivel de entendimiento del ser humano puede llegar a ser la explicación a más de un problema que actualmente se enfrenta como sociedad mundial y a partir de ese análisis, por consecuencia, se puede generar un núcleo básico para la formación de un futuro.
Con todo esta base de conocimiento, la humanidad tiene el deber y la responsabilidad de conocer mejor a la especie humana, de estudiarla desde sus orígenes, de indispensablemente entenderla en esencia. El quiénes somos va en conjunto con de dónde venimos y a dónde vamos, son conceptos indiscutiblemente inseparables, así como la unidad y a la diversidad. Estos términos deben ser relacionados para entender el propósito de la vida, para buscar el verdadero bienestar humano en la felicidad mientras se adapte en los ecosistemas de manera responsable sin desterrarse de la naturaleza para lograr resultados integrales con los actores y las herramientas que ahora existen y obtener también bienestares comunes.
Referencias
Aguado, M., Calvo, D., Dessal, C., Riechmann, J., González, J., & Montes, C. (2012). La Necesidad de Repensar el Bienestar Humano en un Mundo Cambiante. PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global, 49-76.
Maya, A. Á. (2013). La cultura como sistema de adaptación. En A. Á. Maya, El Reto de la Vida. Ecosistema y Cultura, Una Introducción al Estudio del Medio Ambiente (págs. 69-88). Bogotá: Ecofondo.
Morin, E. (1999). Enseñar la condición humana. En E. Morin, Los Siete Saberes Necesarios Para la Educación del Futuro (págs. 23-32). Francia: UNESCO.