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diciembre 7, 2021El potencial natural del lugar, es un factor muy importante que tienes que tomar en cuenta al momento de iniciar un proyecto agroecológico. Muchas veces desconocemos o no nos tomamos el tiempo y el espacio para explorar a profundidad la flora, la fauna o la historia de los lugares.
Tener esta información, puede contribuir a realizar una mejor intervención agroecológica y generar nuevas dinámicas de conocimiento.
¿Conoces realmente el potencial natural del lugar de tu proyecto? puede que la solución a tu problema o desequilibrio se encuentre ahí mismo. Por eso, hoy queremos que conozcas la experiencia de una egresada en relación con el descubrimiento del potencial natural que tenía en su finca.
La historia de una egresada de la maestría
Susana María Montesinos Abati, egresada de la maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos , nos comparte su historia junto a Gonzalo, guía y compañero para levantar su finca.
Para ella, es posible que cinco años sean pocos para entender las razones que nos llevan hasta un lugar. Quizá respondan al afán humano de proyectar y materializar anhelos fabricados en otro tiempo y en otro contexto. Puede ser un encuentro áspero y lleno de tribulaciones hasta que soltar y dejarse llevar parece ser la única alternativa. Entonces, las razones que nos convocaron se transmutan y nos ponemos al servicio del lugar, dispuestos a lo que tenga que ser.
Desde niño Gonzalo acompañó a su padre a cultivar milpa en el predio “Divisadero”. Tantos años pasaron que se diría que acabó por fundirse con el lugar. La vida los alejó temporalmente, como lo hizo con tantos campesinos y sus tierras, hasta que nos reunió a los tres. Dio origen a un nuevo sistema cuya función nadie tenía muy clara y a dónde llegaba. “Yo como una verdadera intrusa”.
Cinco años llenos de fracasos productivos, confrontaciones con los vecinos ejidatarios, cientos de árboles perdidos en las crudas heladas y mucha rabia acumulada hacia chapulines y hormigas. Todo eso dio paso a una nueva actitud, Comprendí que sin darme cuenta estaba reforzando una jerarquía que históricamente no ha funcionado.
Aunque le preguntaba a Gonzalo por instrucciones, era yo quien tomaba las decisiones como “patrona” y el acataba. Fue un esfuerzo muy grande con pocos resultados, hasta que me entregué al lugar. No me rendí a Gonzalo porque de acuerdo a mis nuevos aprendizajes, tampoco sus propuestas convenían del todo al lugar.
El encuentro de saberes
Cultivar como siempre no nos llevaría muy lejos y si bien no había propósitos claros de qué hacer, había certeza de lo que no: no volveríamos a cultivar milpa con el agua que cayera del cielo cuando decidiera hacerlo. Para eso no se requeriría una maestría en Agroecología ni una patrona para Gonzalo.
En su lugar, me rendí a escuchar y mirar lo que se me mostraba sin más y así se abrió ante mí una finca distinta a la de siempre: en la que me sentía privilegiada de tener a Gonzalo de guía y compañero.Él sabe cosas que quizá no considera relevantes y a mí me siguen dejando con la boca abierta.
No presume de distinguir entre más de veinte variedades de nopales que sin tunas son idénticos, ni de saber que el epazote sólo crece en la orilla de la cárcava que se forma cuando llueve de cierta manera con las nubes provenientes de cierto lugar.
Un conocimiento natural que brota cuando mira al cielo y obtiene lo que busca o al dar con la ubicación de un espécimen extraño cuya existencia sólo él intuía. Un genuino tesoro que evoca la conexión entre un hombre y su tierra que aún me conmueve profundamente.
Así que abandoné el rol de “patrona” y me di a la tarea de desentrañar la sabiduría acumulada en Gonzalo, como en un eterno deshilado que comenzó a expresarse en posibilidades. Un ejercicio de mirada apreciativa de la belleza de lo que había en el lugar y en cada uno de nosotros.
Encuentros y Sinergias
Encuentros, sinergias, intuiciones y ocurrencias comenzaron a cobrar vida; nuevos actores y colaboradores aparecieron.
Gerardo Ruíz, permacultor especializado en el paisaje árido, nos abrió los ojos ante el potencial de la vaina del mezquite y nos animó a tomar el taller de poda formativa. ¡Qué gran acierto! encontramos un montón de leña fresca bien cotizada en el mercado y se hizo visible para nosotros el ignorado, despreciado y pisoteado paixtle (Tillandsia recurvata).
Permanecía caído en el suelo, a la sombra de los mezquites hasta aquel día que vislumbramos su potencial; resultó ser excelente fuente de biomasa (tan escasa en el semiárido) y encontró su mejor destino como cobertura del suelo desnudo de la milpa. Un desencuentro con un vecino sugirió la insólita posibilidad de producir miel ¿Con qué flores?, pensé. Eran imperceptibles para mí pero no para las abejas ni para Gonzalo, de hecho brillaban por doquier.
De esta manera comprendí la importancia de desarrollar la habilidad de observar y relacionar los patrones de una situación que conlleva a otra, permite analizar y extraer la esencia y el potencial de un lugar, y es esto lo que realmente no permite intervenir un espacio honrando la esencia del lugar y aprovechando los recursos existentes.
El mezquite: regalo de las zonas áridas
El mezquite, es un regalo extraordinario, originario de México, pero desconocido muchas de sus propiedades. Te compartimos algunos datos de este potencial árbol.
Para la Comisión Nacional de las Zonas Áridas (CONAZA, 1994). Desde épocas remotas, el mezquite (Prosopis spp.) ha constituido un recurso valioso para los habitantes de zonas áridas, quienes encontraron en él múltiples beneficios, ya que todas las partes de la planta son susceptibles de ser utilizadas.
Ha sido considerado como un denominador cultural común para los pueblos nómadas de cazadores-recolectores que habitaron el norte de México y el sur de Estados Unidos. Según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático es un arbusto o árbol espinoso perenne, que mide hasta 10 m de altura, cuyo desarrollo depende de las condiciones del suelo.
Sobre el valor del mezquite para la restauración del lugar
Su raíz principal puede alcanzar profundidades de más de 50 m, y sus raíces laterales se extienden hasta 15 m a los lados del árbol. Sus flores producen un aroma y néctar agradable, indispensable para la polinización. El mezquite florece durante un lapso corto que inicia en febrero- marzo y termina en abril-mayo y la época de floración coincide con la brotación de los foliolos. Su semilla es de forma oblonga o aplastada, dura, su coloración varía desde café claro al obscuro, según la especie, variedad y el sitio donde se produce.
Para la Conabio, respecto a la reforestación y restauración; el mezquite se recomienda para repoblación forestal de zonas secas y áridas en regiones tropicales y subtropicales. Es una especie con potencial para reforestación productiva en zonas degradadas de selva baja. Ha dado magníficos resultados en zonas secas de Australia y Sudáfrica. En la India se ha usado para reforestar suelos sódicos, reduciendo el pH de 9.5 a 7.9, aumentando la capacidad de retención de agua.
Según Rodríguez et al (2014) el mezquite ha sido objeto durante siglos de una explotación irracional, debido a una absoluta carencia de planificación acerca de su verdadero potencial y las técnicas dasonómicas adecuadas que permitan lograr un manejo adecuado del recurso.
El cual debe empezar por la realización de un inventario que permita cuantificarlo y calificarlo; analizar los aspectos ecológicos que permitan conocer su organización espacial, tanto horizontal como vertical, para conocer el nivel de equilibrio necesario y así mantener un aprovechamiento sostenible.
Conexión con el lugar
Susana a veces, se preguntaba si estaban leyendo el verdadero potencial natural del lugar. Pareciera que sí pues lo plantado crece en vitalidad y las ideas llegan espontáneamente, como si fuera la tierra misma quien las susurrara al oído, siempre tienen sentido y se pueden realizar. Nos sentimos inspirados, conectados entre nosotros y nos entendemos casi sin palabras.
El lugar nos transforma, nos muestra que el mejor aporte es hacernos disponibles a él. Se disiparon los límites y reconocimos potenciales y conexiones más allá del pequeño lugar. Si bien este ha sido el nido, aquí ha nacido el anhelo de llevar los aprendizajes muy lejos, como modelo para que lugares hermanos descubran su potencial.
Es así que seguimos aprendiendo a observar, a escuchar y a comprender el lugar donde nos desarrollamos.
Te invitamos a leer más sobre el tema, así puedes indagar en el potencial del lugar de tu proyecto.
Fuentes citadas
- Comisión Nacional de las Zonas Áridas (CONAZA,1994). Mezquite (Prosopis spp.). Cultivo alternativo para las zonas áridas y semiáridas de México. Instituto Nacional de Ecología.
- Rodríguez et al. (2014). Análisis técnico del árbol del Mezquite. Universidad Autónoma Indígena de México. Revista Ra Ximhai,10 (3). 173-193.
Texto y testimonio: Susana María Montesinos Abati. Egresada de la maestría en Agroecologia y Sistemas Alimentarios Regenerativos.
Edición: Shannen Sánchez Ruiz y Vanessa Díaz Pérez. Estudiantes de la maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos.
Las opiniones incluidas en este artículo corresponden a sus autoras y no a la Universidad del Medio Ambiente