Cedo Intercultural: espacio dedicado a la innovación sustentable
agosto 7, 2020Comedores comunitarios: manos que nutren
septiembre 19, 2020Por Laura Gisela Agudelo Álvarez. Estudiante de tercer semestre de la Maestría en Proyectos Socioambientales
Varios autores ven en el acto de comer una manifestación de la cultura, la simbología y las tradiciones de un pueblo, mucho más allá del acto de nutrirse (L. et al., 2005; Nitzke et al., 2012; Pollan, 2008; Timothy & Ron, 2013). Si valoramos la diversidad inherente a la conservación de una cultura gastronómica con todos sus elementos, la adopción de hábitos alimenticios basados en productos industriales ultraprocesados en entornos de alta agrobiodiversidad y tradiciones asociadas, resulta cuando menos, lamentable.
Durante la última década México ha disminuido la ingesta de alimentos de la canasta alimentaria reemplazándolos por productos procesados y ultraprocesados que no nutren; hoy México es el país número uno en éste consumo con 581 gramos/día/persona, 230 gramos por encima del promedio de la región América Latina y Caribe (FAO, OPS, WFP, & UNICEF, 2019).
El sobrepeso y la obesidad han aumentado en el país un 50% en los últimos 10 años, ocupando hoy el primer lugar del mundo en obesidad infantil (Mayans et al., 2003; Torres & Rojas, 2018). Este problema de salud es el inicio de complicaciones metabólicas que derivan en enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles, como la Diabetes Mellitus 2 (DM2) y la Hipertensión Arterial (HTA), enfermedades que encabezan las causas de muerte de la población adulta en México.
Los pantanos alimentarios
Al analizar los factores que limitan el acceso físico a una dieta saludable vemos que el campo sigue la tendencia de otras poblaciones vulnerables en entornos urbanos que se enfrentan a los llamados “pantanos alimentarios”. Este concepto acuñado por la FAO (2019) hace referencia a la “relativa abundancia de productos procesados y ultraprocesados no recomendados como parte de una alimentación saludable” (FAO et al., 2019, p. 44). El campo vive esta transformación y Valle de Bravo sigue la tendencia (Municipio de Valle de Bravo, 2019; Procuenca, 2006). Estos productos con repercusiones en la salud ambiental y humana (Macias A., Gordillo L., 2012; Restrepo & Gallego, 2005), llenan la oferta de las tiendas y responden, entre otras, a la reducción en el tiempo dedicado de alimentación, a la mercadotecnia y al aumento del ingreso en la población rural con empleo rural no agrícola (FAO et al., 2019; Macias A., Gordillo L., 2012). Mientras tanto, en Valle de Bravo el 16,9% de la población vive en carencia alimentaria y los huertos de traspatio en un lugar como Acatitlán, desaparecen de la mano de la presión inmobiliaria.
Podemos estar o no de acuerdo con las declaraciones que relacionan la morbilidad del virus COVID-19 en el país con problemas preexistentes relacionados al sobrepeso, obesidad y diabetes; pero lo que no podemos negar es que las cifras son un escándalo y nos previenen no solo del potencial letal del coronavirus sino de muchas otras enfermedades en un porcentaje alto de la población. Según la encuesta nacional de salud y nutrición del 2018 (ENSANUT, 2018) el 76.8 % de mujeres y el 73% de hombres mayores de 20 años sufre de exceso de peso (sobrepeso y obesidad). En áreas rurales el aumento en los ingresos y la disponibilidad de productos de mayor procesamiento ha llevado al aumento en el consumo de alimentos y con esto, a un aumento en el índice de masa corporal a un ritmo mayor que en áreas urbanas, sobre todo en mujeres(FAO et al., 2019).
El Renacer del Campo
Ahora bien, a nivel local de la mano del aumento en el consumo de productos procesados en las familias originarias de Acatitlán, vemos el aumento local del interés por el consumo de productos naturales, frescos, limpios. Como consumidora y co-coordinadora de la red de producción agroecológica y consumo responsable El Renacer del Campo, promovida por la organización Procuenca, observé durante estos últimos meses un aumento no sólo en la cantidad de productos consumidos por el promedio de las personas de la red, sino en el número de personas interesadas en sumarse a la red de consumo. ¿Y quiénes son estas personas? Sin temor a exagerar, la red de consumidores la conformamos en su totalidad personas de fuera viviendo aquí; “neovallesanos” que tenemos el privilegio de acceder a estos alimentos vivos y sanos.
Esta situación me ha llevado a preguntarme desde hace un año quién debería beneficiarse de la producción agroecológica en la cuenca. La respuesta desde El Renacer han sido en primer lugar, las familias de productores; de los excedentes nos beneficiamos nosotros, una red que ha crecido de manera orgánica, desde ese voz-a-voz que termina siendo, sin quererlo, excluyente.
Después de varios encuentros con mujeres de Acatitlán en torno a la salud y la alimentación, he empezado a entender que democratizar o popularizar el consumo de este tipo de alimentos va más allá de una cuestión de precios, incluye comprender las decisiones detrás de la compra de productos ultraprocesados, implica adentrarse en un día a día con las prisas y presiones de un entorno que va dejando atrás la solidaridad del campo para incorporar las soledades y el individualismo propios de la vida urbana. Así que quizá más importante que conseguir los canales de comercialización adecuados, será resistir a la transición alimentaria desde la cocina, apelando al sabor, al gusto por compartir y a la fortuna que reviste un huerto de traspatio.
Referencias
FAO, OPS, WFP, & UNICEF. (2019). Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2019. Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2019. https://doi.org/10.4060/ca6979es
L., C., S.B., E., A., S., N., M., S., L., B.A., W., … J., B.-M. (2005). Origins and evolution of the Western diet: Health implications for the 21st century. American Journal of Clinical Nutrition, 81(2), 341–354. Retrieved from http://www.embase.com/search/results?subaction=viewrecord&from=export&id=L43078368
Macias A., Gordillo L., C. E. (2012). Hábitos alimentarios de niños en edad escolar y el papel de la educación para la salud. Rev Chil Nutr. [revista en Internet]* 2012. [acceso 12 de octubre de 2017]; 39(1)., 39(1), 2–5. https://doi.org/10.4067/S0717-75182012000300006
Mayans, J. A. R., Campos, M. G., Bustamante, R. C., Rivera, N. M., Mondragón, F. Z., Cordero, T. M., & Villarreal, A. (2003). Transición alimentaria en México, 58(6), 568–573.
Municipio de Valle de Bravo. (2019). Plan de Desarrollo Municipal de Valle de Bravo. Retrieved from http://www.valledebravo.gob.mx/wp-content/uploads/2016/04/PDMVB-2016-2018-PUBLICADO-FINALa.pdf
Nitzke, J. A., Thys, R., Martinelli, S., Oliveiras, L. Y., Augusto-Ruiz, W., Penna, N. G., & Noll, I. B. (2012). Segurança alimentar: retorno às origens? Brazilian Journal of Food Technology, 15(spe), 02–10. https://doi.org/10.1590/s1981-67232012005000044
Pollan, M. (2008). EatIn Defense of Food. An Eater´s Manifesto. The New York Times. New York: The Penguien Press.
Procuenca. (2006). Iii Estudio De Caso Cuenca Valle De Bravo Amanalco, 98–117.
Restrepo, S., & Gallego, M. M. (2005). Los Hábitos Alimentarios En El Escolar Acercamiento a La Cotidianidad. Boletín de Antropología, 19(36), 127–148.
Timothy, D. J., & Ron, A. S. (2013). Understanding heritage cuisines and tourism: Identity, image, authenticity, and change. Journal of Heritage Tourism, 8(2–3), 99–104. https://doi.org/10.1080/1743873X.2013.767818
Torres, F., & Rojas, A. (2018). Obesidad y salud pública en México: transformación del patrón hegemónico de oferta-demanda de alimentos TT – Obesity and Public Health in Mexico: Transforming the Hegemonic Food Supply and Demand Pattern TT – L’obésité et la santé publique au Mexiq. Problemas Del Desarrollo, 49(193), 145–169. https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2018.193.63185