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Escrito por: Fernanda García
Se estima que la tendencia global para el 2050 es que el 65% de la población global viva en las ciudades. Sin embargo, al día de hoy México se encuentra ya por arriba de este promedio, pues de acuerdo al último censo realizado por el INEGI, el 87% de la población vive en ciudades mientras que tan solo el 13% habita en localidades rurales, por lo que es de vital importancia diseñar ciudades con las personas en mente, pero, ¿Cómo lo logramos?
Pareciera que las ciudades implican problemas imposibles de resolver, cada uno de ellos con interrelaciones más complejas que el siguiente. Observar estos problemas de manera aislada no solamente nos dará una vista parcial de la dificultad ante la que nos estamos enfrentando, sino que posiblemente nos hará llegar a soluciones que solo atiendan los síntomas y no la causa raíz.
¿Cómo hacemos para que esto no suceda y que las ciudades se diseñen con el bien común como pilar? Necesitamos urgentemente empezar a ver las ciudades como un sistema dinámico y para esto, el Pensamiento Sistémico tiene mucho que enseñarnos.
Peter Senge en su libro “La quinta disciplina” determina al pensamiento sistémico como una disciplina que observa el todo y sus partes sin aislarlas, así como las interrelaciones entre éstas en vez de simples causas y efectos.
Bajo esta premisas, una ciudad es en teoría un sistema con el propósito general de ofrecer la mejor vida posible a sus habitantes. Simultáneamente es un conjunto de subsistemas cada uno con sus propios propósitos como el gobierno, las instituciones educativas, empresas y negocios, que a la vez comparten elementos como la salud y la seguridad pública, el transporte y el espacio que la comprende.
Visto así, definir cuáles son las relaciones que existen entre estos subsistemas puede ser sumamente complejo. Sin embargo, es en estas intersecciones donde ocurre la mayoría de los problemas en nuestras ciudades. Por ejemplo, los problemas de salud pública son también de educación y de legislación, y los de seguridad son a su vez de importancia económica. Es por esto que quizá los puntos de encuentro entre los espacios públicos y los hospitales, o las escuelas tengan mucho más que decirnos que cada uno por sí mismos.
Como estudiante de primer semestre de la Maestría de Proyectos Socioambientales, hoy no conozco muchas respuestas, pero en definitiva he encontrado en el Eje de Agencia de Cambio herramientas para seguir cuestionando y pensando posibles escenarios que ofrezcan futuros optimistas donde podremos diseñar una visión común y co-crear infraestructuras físicas y sociales que soporten las necesidades actuales y futuras de todas las personas.
En la Maestría en Proyectos Socioambientales puedes elegir los seminarios que quieres tomar para diseñar una Maestría que se ajuste a tus necesidades.
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Escrito por: Fernanda García