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marzo 21, 2023Retos de la Agricultura en Morelos
“Los hacendados en su mayoría y sus dependientes
comercian y enriquecen con el mísero sudor del infeliz labriego
los enganchan como esclavos, y deudas hay que pasan hasta la octava generación
creciendo siempre la suma y el trabajo personal del desgraciado
y menguando la humanidad, la razón, la justicia
y la recompensa de tantos afanes, tantas lágrimas y fatigas tantas…”
Manifiesto de la situación del Sur, General Álvarez
El presente artículo relata brevemente la historia del sector campesino en Morelos, así como los principales retos que enfrenta. Se inicia exponiendo los antecedentes históricos, para posteriormente enfocarse en los cambios de gobierno y las políticas de estado que han influido en el sistema agrícola actual de la región.
Se expone el principal conflicto agrícola, representado por la agricultura moderna o convencional y cómo este sistema de producción ha sido impulsado por los diversos gobiernos. El escrito finaliza exponiendo a la agroecología como una posible respuesta a estos retos agrarios.
Panorama histórico
La región de Morelos cuenta con climas que van desde el frío en las montañas de Zempoala, hasta ambientes casi tórridos como el de Mazatepec; una característica que ha favorecido no solo a la biodiversidad, sino también a los diversos grupos humanos que han migrado a la región desde tiempos antiguos.
Durante el periodo posclásico, debido al poderío del imperio azteca, las y los habitantes de la región vivieron sometidos, debiendo rendirles tributos.
Con la caída de Tenochtitlán y a raíz de la llegada de Hernán Cortes y sus tropas a territorio Tlahuica, se comenzaron a cultivar las primeras plantas de caña en el espacio que hoy ocupa el estado de Morelos, mientras que en Atlacomulco, demarcación perteneciente al actual Estado de México, se estableció por primera vez la maquinaria para la producción de azúcar.
Debido a su alto valor en el mercado colonial, el cultivo se fue extendiendo rápidamente por la región. A su paso se fundaron nuevas haciendas, hasta constituir el primer centro azucarero del continente.
El avance de esta planta exótica en la región fue poco a poco dejando en segundo plano a cultivos y sistemas tradicionales de producción, como es el caso de la chía y de la milpa.
La hacienda como unidad de producción económica
De esta forma, la agricultura convencional[1] fue impuesta por los conquistadores y cobró todavía más fuerza durante el periodo colonial con la implementación de la hacienda como unidad de producción económica.
Desafortunadamente, la guerra de independencia no trajo cambios significativos para la mayoría de las personas campesinas en los ejidos y tierras comunales, quienes siguieron trabajando bajo las mismas condiciones de abuso y explotación que imperaban bajo el dominio español.
En el tiempo posterior a la independencia, y con la llegada de gobiernos capitalistas al estado, se crearon los grandes ingenios azucareros. El incipiente Estado mexicano tomó en cuenta únicamente las prioridades de los hacendados, que eran meramente monetarias, dejando de lado las exigencias del sector campesino.
De esta forma, a pesar de los cambios políticos, continuó de manera ininterrumpida la producción en las tierras de los hacendados ─que eran tierras compradas a campesinos por precios insignificantes─ para la producción de monocultivos de plantas que no eran nativas en la región, como la caña y el arroz.
Los antecedentes históricos de la producción agrícola en Morelos nos hablan un poco de cómo la crisis que vive el sector campesino continúa intacta, pues en la actualidad el panorama no ha mejorado mucho para las comunidades rurales.
Si bien las haciendas como estructura productiva han sido desplazadas, los ingenios y molinos se han convertido en las “nuevas haciendas”, volviéndose las responsables de determinar el precio, los fertilizantes a ocupar y el momento en que se cortará el cultivo, pues los saberes campesinos no son reconocidos por la industria capitalista.
Las dos caras de la Agricultura
En mi opinión, el capitalismo forma parte fundamental del problema, pues es un sistema basado en la producción y consumo desmesurados. Por consecuente, las políticas públicas implementadas han favorecido solo a los intereses de los grandes empresarios, dejando en rezago a los demás sectores sociales.
Esta realidad no es privativa de Morelos, sino que la vemos reflejada en gran parte del sector agrícola mexicano. Olmedo Carranza, en su libro “Crisis en el campo mexicano”, identifica dos tipos principales de agricultura en el país:
“[La] Agricultura empresarial basada fundamentalmente en la propiedad privada de la tierra, pequeña propiedad y latifundios disfrazados que ha contado con el apoyo presupuestal de los gobiernos federales en turno, y la agricultura campesina basada en la propiedad social, comunidades agrarias, ejido y colonias agrícolas y ganaderas, que históricamente tuvieron exiguos apoyos por parte de la federación” (Olmedo Carranza, 2009).
Podemos entonces observar que uno de los factores que han deteriorado al campo mexicano es la aplicación de las políticas enfocadas solo al financiamiento, asegurando que el crédito fluya de manera preferencial hacia las grandes explotaciones empresariales capitalistas y en menor medida hacia el ejido o los pequeños propietarios, lo cual nos lleva a un esquema de desarrollo dual y desigual.
Por un lado, se encuentran los productores que han avanzado hacia una integración selectiva y dependiente; y por otro, los que han caminado hacia la exclusión y el empobrecimiento.
Conclusión
En la medida en que la competitividad se finca exclusivamente en un criterio de productividad y de uniformización de los procesos y productos, quedan fuera del juego numerosas unidades productivas y extensas regiones clasificadas como de «bajo potencial de desarrollo” (Espinoza, Cervantes y Espinosa, 2009).
Infelizmente, el problema está trascendiendo ya no solo a la producción convencional con un uso desmedido de agroquímicos (y todas las consecuencias a la salud del medio ambiente y de las personas que conlleva), sino que los productores están optando por vender sus tierras para “cultivar casas”.
¿Cómo pasar a una producción más justa en una región cuyo pasado está fuertemente vinculado a la dependencia de potencias con intereses ajenos a los de la mayoría de la población, llámense imperios, ingenios o empresas?
¿Cómo desvincular al campo morelense del sistema capitalista, cuando es este sistema quien determina qué, cuánto y cómo cultivar? Y ante estas situaciones, ¿cómo convencer a los campesinos a no vender sus tierras para convertirlas en casas vacacionales?
Agroecología, la mejor alternativa
Si bien en la actualidad las haciendas han desaparecido (al menos de nombre), los ingenios y molinos han tomado su lugar. Los campesinos cultivan tierras en su mayoría rentadas y controladas por los centros de comercialización, quienes además brindan “servicios” de financiamiento, afectando todavía más a la economía campesina.
Estos sistemas totalmente centralizados llevan a los campesinos a tomar la decisión de vender sus tierras (agrícolas), las cuales, en su mayoría, se trasforman en unidades habitacionales.
Es retador tratar de solucionar los problemas de la agricultura Morelense que, desde los tiempos de conquista, se ha mantenido con un enfoque de explotación tanto de las personas, como del entorno natural. Por ello, creo que transitar a sistemas agroecológicos de producción es fundamental para romper con este esquema capitalista.
Esto porque la agroecología es una disciplina científica y pluriepistémica que, además de retomar el conocimiento campesino tradicional y ancestral, busca alternativas agrícolas viables y sostenibles, considerando los ciclos minerales, las transformaciones de la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas, investigadas y analizadas como un todo interrelacionado (Norgaard y Sikor, 2000).
Conclusión
Desde este enfoque agroecológico, es posible diseñar y gestionar sistemas de producción de alimentos que sean respetuosos con el medio ambiente, socialmente justos y económicamente viables.
Si bien el panorama agrícola morelense no es favorecedor en la actualidad, las y los campesinos han tomado iniciativas que están orientadas hacia una producción más amigable con el medio ambiente.
Transitar a la agroecología es de vital importancia para recuperar los suelos campesinos y, con ellos, la soberanía del territorio y sus habitantes.
Escrito por Daniela Sales Muñoz, estudiante de la Maestría de Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2023.
Editado por Shannen Sánchez Ruiz, egresada de la maestría en Agroecología y Sistemas Alimentarios Regenerativos, generación 2021.
Bibliografía
Norgaard, Richard; Sikor, Thomas (2000). “Metodología y Práctica de la Agroecología”. En Altieri Miguel. (2000). AGROECOLOGÍA. Bases agroecológicas para una agricultura sustentable. (pág. 16). México: PNUMA.
Alvarez., G. Manifiesto de la situación social en el sur.
Gonzalbo, P. E. (2004). Orígenes de la diversidad Regional. En B. G. Pablo Escalnt Gonzalbo, Nueva Historia mínima de México (pág. 20). México: Offset.
Magaña, G. (2011). Tres valiosas Opiniones. En G. Magaña, E. Zapata y el agrarismo en México (pág. 86). México: La jornada Morelos.
Espinoza, O. A., Cervantes, E. F., & Espinosa, A. E. (2009). En O. A. Espinoza, E. F. Cervantes, & A. E. Espinosa, Globalización y respuestas locales de la agroindustria, Balance y perspectiva del campo mexicano: a más de una década del TLCAN y movimiento zapatista, Tomo II (págs. 15-18). México: Asociación Mexicana de Estudios Rurales,Universidad Autónoma del Estado de México, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Madera Pacheco, J. A., & Cayeros López, I. (2015). Crisis Civilizatoria en México Rural, Tomo II. En J. A. Madera Pacheco, & I. Cayeros López, Migración y Estrategias de Vida en Contextos Rurales, Crisis Civilizatoria en México Rural, Tomo II. (págs. 11-20). México : Asociación Mexicana de Estudios Rurales, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad Autónoma de Nayarit, Universidad Autónoma de Chiapas.
Olmedo Carranza, B. (2009). Crisis en el campo mexicano. En B. Olmedo Carranza, Crisis en el campo mexicano (págs. 81-96). México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Económicas.
[1] Se utiliza el término “agricultura convencional” como contraposición a la agricultura tradicional, representada por sistemas agroecológicos con plantas nativas, como la milpa.
Las opiniones incluidas en este artículo son responsabilidad de quien las escribe, y no reflejan la postura, visión o posición de la Universidad del Medio Ambiente.