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junio 22, 2022Esta es una entrevista para conversar sobre arquitectura bioclimática basados en la experiencia profesional del arquitecto Gerardo Velázquez Flores, profesor en el seminario de diseño bioclimático de la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable en la Universidad del Medio Ambiente.
El arquitecto Gerardo Velázquez estudió arquitectura en la Universidad Iberoamericana titulándose con mención honorífica. Así también, tiene Maestría en Ciencias, diseño medioambiental de los edificios por la Universidad de Cardiff, Reino Unido, becado por el CONACYT. Es Profesional Acreditado en Liderazgo en Energía y Diseño Medioambiental LEED AP, por el Consejo de Edificación Verde de los Estados Unidos USGBC, por sus siglas en inglés, desde 2009.
Fundador del despacho Bioarquitectura desde el 2000, el arquitecto Gerardo ha realizado proyectos bioclimáticos en todo el país y nos comparte su conocimiento sobre la importancia de diseñar con la naturaleza y promover estrategias bioclimáticas pasivas en las construcciones.
Ciro: Convérsanos, ¿Cuál es la importancia de diseñar teniendo en cuenta el clima del lugar?, pues es importante tener ciertas consideraciones, y ¿Cuáles han sido tus resultados implementando la arquitectura bioclimática?
Gerardo: Creo que la mejor manera de responder esa pregunta es a través de la experiencia propia. Seguramente todos los que estén interesados en estos temas, han experimentado en algún momento vivir en ambientes con temperaturas extremas. Ese fue mi caso, crecí en una casa en la Ciudad de México que era muy fría en invierno y muy caliente en primavera.
Haciendo un análisis noté que la Ciudad de México tiene en realidad un clima muy apacible. Aquí es donde uno como arquitecto se da cuenta de la importancia que tiene saber diseñar de forma pasiva, en la manera de lo posible, para que la estructura funcione adecuadamente.
El papel que juega la arquitectura bioclimática en climas benignos es fundamental, o bien, imprescindible cuando nos enfrentamos a climas adversos en temperaturas extremas. Esto, debido a que, al final del día si no lo haces, vas a utilizar energía o sistemas activos que son económicamente altos. Así, desde el punto de vista económico y en la calidad de vida del usuario, se vuelve importante diseñar adecuadamente según el clima.
Ciro: ¿Qué beneficios brinda la arquitectura bioclimática al ser humano y su entorno?
Gerardo: En los edificios hay un síntoma que se denomina “síndrome del edificio enfermo”, que influye al ser humano que lo habita. En caso de habitar en un ambiente caliente, este puede producir dolor de cabeza, cansancio o fatiga, incluso puede llegar a problemas un poco más severos, como escurrimientos nasales, ojos llorosos, etc.
Por tanto, desde el punto de vista de la salud es fundamental que el edificio esté bien diseñado. Por ejemplo, hay un estudio realizado a los trabajadores de la industria de la construcción en México donde se compara la relación de productividad con sus condiciones climáticas. Como resultado, se obtuvo que el peor evaluado fue en algunas ciudades de Chiapas, rodeando el 0.5 y 0.6%, a comparación de ciudades con un clima favorable, acercándose a 0.85 y 0.9%.
Cuando puedes dar a los edificios la posibilidad de adecuarse a través de medios mecánicos, pero bien diseñados, va a existir una gran mejoría. Esto tiene mucho que ver el sentido de pertenencia al habitar el edificio, al igual que la biofília, esto es conectar nuestros sentidos con la naturaleza, a comparación de habitar en un espacio cerrado de luz blanca o fluorescente. Así mismo, la arquitectura bioclimática busca del confort y bienestar del ser humano.
Ciro: Nos puedes contar a rasgos generales una definición de eficiencia energética en los edificios, ¿algún tipo de ejemplo que tengas en mente?
Gerardo: Los arquitectos, y en general los seres humanos, descubrimos nuevas tecnologías, como el acero, el elevador, y diferentes sistemas activos. Estas tecnologías facilitaron la construcción de “cajas de vidrio” para meter luz y refugiarnos. Por lo tanto, lo que sucede es que para poder acondicionar esas “cajas” se necesitan sistemas climatizados con alta demanda de energía.
Existen curvas de temperatura con los que deberíamos nosotros estar trabajando para tratar de alinearla al confort. Por ejemplo, Mies van der Rohe, como uno los más grandes exponentes de la arquitectura, terminó haciendo grandes “cajas de vidrio” en ciudades muy frías como Chicago o Nueva York. Estas construcciones terminaron siendo replicadas al resto del mundo.
Esto provocó el consumo de gran cantidad de energía para calentar o enfriar estos edificios. Desafortunadamente aún no tenemos energías naturales limpias que puedan sostener el consumo energía de estos edificios, por lo que esto contribuye al aumento de la contaminación de nuestro planeta. Nos hemos demorado cincuenta años en tener esta conciencia y en darnos cuenta de este gran daño, que en pocos años será irreversible.
Sin embargo, existen momentos en donde no es posible diseñar a base de estrategias pasivas, por lo que es favorable implementar estrategias de eficiencia energética. Hoy en día, es fundamental estudiar el modelado energético y térmico antes de diseñar y construir, analizando que el edificio mantenga un confort adecuado.
Así mismo, se debe estudiar la eficiencia de recursos, buscando cuales son los materiales ideales para lograr un bajo consumo energético. En conclusión, la arquitectura bioclimática busca la manera más eficiente de adecuarse al contexto para permitir el confort y la armonía con la naturaleza.
Ciro: ¿Qué relación tiene la arquitectura bioclimática con la arquitectura vernácula? , ¿Qué importancia tiene y cómo lo podemos aplicar en la profesión?
Gerardo: Si no aprendemos de lo que hemos hecho en el pasado, empezaremos a diseñar de cero, negando el conocimiento adquirido. La arquitectura vernácula ha tenido cientos de años de observación de su entorno. Por esta razón, bajo su experiencia en base a prueba y error, se ha logrado la eficiencia en el uso de materiales.
Ahora, comento y pienso que la arquitectura es el reflejo de la sociedad en su momento. Si nosotros no entendemos nuestro momento histórico, la arquitectura no reflejará al ser humano de este siglo. Por tanto, lo interesante es trasladar los conocimientos de la arquitectura vernácula a nuestro tiempo. A través de su entendimiento de las propiedades implícitas del material, especialmente térmicas y lumínicas, podemos trasladarlo este conocimiento a nuevas tecnologías.
Ciro: Para concluir esta entrevista, ¿Qué mensaje te gustaría dar a los interesados en estudiar Arquitectura Bioclimática?
Gerardo: Desde mi perspectiva, al estudiar arquitectura bioclimática cambió mi manera de ver los proyectos. Hoy en día es fundamental especializarse y aprender más. Estos temas, a mi parecer son los más nobles e importantes para todo arquitecto, que de hecho debería ser parte de nuestros estudios básicos.
Sin embargo, les diría a los nuevos estudiantes que se adentren y aprendan de arquitectura bioclimática, puesto que van a entender el porqué de muchas cosas, sobre todo en los temas térmicos, acústicos, lumínicos, entre otros. Por lo tanto, ya no van a ver una simple fachada, sino que la analizarán a detalle si ésta funciona. Lo mismo ocurrirá al conocer a un edificio.
Los invito a que estudien y conozcan más sobre la arquitectura bioclimática para ver si los apasiona como lo ha hecho conmigo.
Con esta entrevista queremos extender una invitación a conocer la especialidad en Arquitectura Bioclimática. Así como también, extiendo invitación a la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable por la Universidad del Medio Ambiente. Por último, me gustaría agradecer al arquitecto Gerardo Velázquez Flores por su tiempo e interés en el desarrollo de esta entrevista y compartir su experiencia con la comunidad de futuros estudiantes.
AUTORÍA:
Escrito por Ciro Díaz (estudiante de la Maestría de Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable, generación 2022). Editado por Natalia Moguel (estudiante de la Maestría de Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable, generación 2022).
Las opiniones incluidas en este artículo son responsabilidad de quien las escribe, y no reflejan la postura, visión o posición de la Universidad del Medio Ambiente.