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La UMA y Namastê Agroforestal combinaron esfuerzos para organizar el Taller de Agroforestería Sintrópica en las instalaciones de la universidad del 17 al 19 de julio. Un encuentro entrañable que nos regaló la oportunidad de romper paradigmas acerca de la manera en la que abordamos la naturaleza como fuente de alimentos. Una capaz de generar diversidad, abundancia y complejidad.
Si, por el hecho de ser humanos, nos sentimos ajenos al ciclo de la vida y, peor aún, responsables de su catastrófico deterioro en nuestro planeta, tenemos buenas noticias: la tecnología y el conocimiento para reparar lo hecho y engranarnos de nuevo a ella están disponibles.
¿Qué es la agricultura sintrópica?
Namastê Messerschmidt es discípulo de Ernst Gotsch, suizo radicado en Brasil que lleva más de 30 años desarrollando lo que denomina Agricultura Sintrópica. Sintropía hace referencia a la forma en la que funciona la Vida, concentrando la energía y complejizando los sistemas, al contrario que la entropía, que disipa energía y conduce a lo simple.
Con la Agricultura Sintrópica se promueve el balance positivo entre energía y complejidad en los sistemas alimentarios, generando abundancia de vida, pudiendo superar a los sistemas naturales cuando la agroforestería se hace bien.
Y cuando no se hace bien, afirma Namastê, de todas formas sería lo siguiente mejor que podríamos hacer para lograr un sistema alimentario productivo y sostenible. Al fin y al cabo se trata de tener a los árboles como aliados indispensables de nuestros terrenos de cultivo y aprovechar su maquinaria fotosintética como fuente permanente de materia orgánica para construir suelos fértiles.
Su enfoque sobre la naturaleza y la agricultura
En Agricultura Sintrópica se considera que los seres vivos están interconectados, se comunican entre sí y colaboran como parte de un sistema u organismo de orden superior para promover la vida.
Pensar en términos de sistemas es muy familiar para los estudiantes de la UMA que desde primer semestre fuimos introducidos a este fascinante marco de pensamiento que nos permite explicar y modelar el mundo que nos rodea como sistemas cumpliendo funciones, donde sus elementos se interconectan produciendo propiedades emergentes (eso de que 1+1 es más que 2).
Un naranjo que se cultiva aislado de su “organismo” produce fruta a un costo energético muy alto, como ocurre con la agricultura moderna, desgastando suelos, contaminando acuíferos y produciendo mucho mucho CO2. Cuando observamos al naranjo en su “organismo”, diría Namastê, podemos dialogar con él y entender la función que cumple en el sistema de orden superior.
A través de ese“diálogo” nos convertimos en colaboradores del Gran Sistema, y podemos mandar a la composta la culpa y el miedo a intervenirlo. Que se descompongan y conviertan en el combustible de un nuevo sentir de integración y participación entre el humano y la Vida.
Una dinámica que rompe paradigmas
La Agricultura Sintrópica coloca la producción de alimentos en el formato de la sucesión vegetal que se observa en los bosques, tanto en la dimensión del tiempo como en los estratos vegetales que se organizan verticalmente en función de su necesidad de luz solar. La producción de materia orgánica y su integración constante al suelo a través de la poda es una de las ideas más revolucionarias de esta agricultura. Tan intensa resulta esta dinámica, que asusta. Rompe nuestros paradigmas sobre la forma en la que nos involucramos con los sistemas vivos al hacernos capaces de acelerar sus procesos.
Namastê insistió una y otra vez en que perdiéramos el miedo a intervenirlos, podando drásticamente o incluso derribando árboles, para luego incorporarlos al sistema como materia orgánica. Nos propuso más bien preocuparnos de no sembrar muchísimos, sin límite, con locura, por no entender el principio de la abundancia con el que ocurre todo en el mundo natural.
Los estudiantes de la maestría en agroecología constatamos que existen experiencias reales de producción de alimentos. Inspiradas en los procesos naturales observados en los bosques y selvas con resultados casi mágicos, diría yo. Productividad en todo nivel con el regocijo de participar de la Vida.
Gracias a Namastê y a su equipo, y a la UMA por organizar este encuentro, porque llevo días sintiéndome ¡más viva que nunca!.