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En consecuencia, las mujeres constructoras hemos reemplazado la señalética tradicional que acompaña a las obras de construcción, “Hombres trabajando”, por uno que visibiliza nuestra participación: “Mujeres trabajando”.
Esta nueva señalética de las mujeres que trabajan con la tierra, es una alegoría de aquellas mujeres que construyen una convivencia armónica con el planeta y, la literalidad, aquellas que edifican, empleando la tierra como material de construcción. En estas mujeres está inspirado este artículo.
Asociación Mujeres Constructoras de Condega
En Condega, municipio ubicado al norte de Nicaragua, se encuentra la Asociación Mujeres Constructoras de Condega (AMCC), una organización autónoma de mujeres. Sus inicios se remontan a mediados de 1987, con la construcción de una escuela de educación primaria, producto de la colaboración entre mujeres originarias de Condega y constructoras (carpinterías norteamericanas).
Etapas de la AMCC
Desde su creación, la AMCC ha trabajado por el desarrollo de las capacidades de jóvenes y adultas y la promoción de prácticas amigables con el medio ambiente, por medio de una oferta de educación integral, que combina la formación técnica y la formación en derechos de las mujeres.
Primero, en 1992, se constituyeron como una escuela taller de oficios “no tradicionales” de mujeres, en la que se impartían cursos de construcción, carpintería y electricidad. Posteriormente, en el 2005, fundaron la escuela de formación técnica de mujeres, incorporando cursos de soldadura eléctrica, soldadura blanda, energía solar fotovoltaica y construcción con tierra. Se visualizaron en el 2017 como centro juvenil tecnológico y ecológico y recientemente han evolucionado a lo que se podría denominar una escuela itinerante.
Transformaciones de la AMCC
Conviene enfatizar que las transformaciones que ha vivido la organización se sustentan en los cambios de su contexto y en su capacidad de adaptación. De estos cambios, destacan dos hechos históricos: el huracán Mitch y la crisis sociopolítica actual.
El huracán Mitch, en octubre de 1998, que representa la oportunidad de poner en práctica las habilidades técnicas desarrolladas. A la vez que se posicionan como mujeres constructoras, encabezan la reconstrucción de 27 viviendas con y para mujeres de la zona y 20 viviendas para adultos mayores, en otras partes del territorio. En esta época, la señalética “Mujeres trabajando” es instalada en las obras que ejecutan.
La crisis sociopolítica nacional, que inició en abril de 2018 y persiste en la actualidad, las empuja a dedicar todos sus esfuerzos al trabajo con las comunidades rurales.
Formación técnica para la construcción con tierra
La incursión de AMCC en la construcción con tierra, tiene sus raíces en la arquitectura de tierra viva en la zona. En una ocupación que se extiende desde 500 a.C. hasta el momento de la conquista española, se realizaron excavaciones arqueológicas que arrojaron que “uno de los montículos, de acuerdo a la gran cantidad de restos cerámicos y líticos lo catalogamos como plataforma de una vivienda doméstica” (Zambrana, 2007, p.7).
En la actualidad, construcciones de materiales industrializados con diseños importados se combinan con viviendas construidas con tierra, entre las que destaca la vivienda tradicional de adobe y la vivienda tradicional de “embarrado”[1].
Con la intención de resolver la necesidad de espacio, en el año 2011, AMCC adquiere un nuevo terreno e inicia la construcción de un edificio de adobe. Con un enfoque basado en el desarrollo de capacidades, la construcción se convierte en el medio para hacer posible el primer taller de construcción con tierra y diversos cursos técnicos que se imparten sobre la temática.
Los procesos de formación se han desarrollado con grupos mixtos (80% mujeres y 20% hombres), interculturales e intergeneracionales, que aprenden haciendo. Las nuevas instalaciones se dispusieron en un terreno de 12,366.10 m², en las que se construyeron muros de cierre perimetral y seis edificios con sistemas constructivos de tierra (964.00 m²).
De este modo, la señalética “Mujeres trabajando”, estuvo presente en las obras, convirtiéndose en un símbolo de las mujeres constructoras que trabajan con la tierra.
[1] Embarrado: estructura de esqueleto de madera cerrada con materiales locales: caña o varas de árboles que forman un trenzado o rejilla y rellenado con tierra, es un tipo de bahareque. Su término cambia según la zona y sus variaciones: envarillada, henchida, enrajos o taquezal.
Sistemas constructivos de tierra
La experiencia acumulada en la construcción con tierra permitió el fortalecimiento del equipo docente local, por medio de las colaboraciones e intercambios con mujeres vinculadas a la Red Iberoamericana PROTERRA, The Pueblo Proyect y Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL). La integración de AMCC a la Red MesoAmeri-Kaab (Red MAK) -desde el año 2017- ha permitido colaborar con organizaciones de la sociedad civil y personas dedicadas a la producción social del hábitat con materiales locales, a la agroecología, a la defensa del territorio en el respeto de las culturas locales y de su entorno.
En este sentido, “Mujeres trabajando” hace alusión a las docentes y monitoras que construyen conocimiento durante los talleres y cursos. También se refiere a las estudiantes, a egresadas que afianzan sus conocimientos, recalificándose en la técnica. A ellas se suman las jefas de familia que habitan la vivienda tradicional de tierra y realizan labores de mantenimiento preventivo.
A lo largo de los años, en las obras de construcción con tierra, se han implementado los siguientes sistemas constructivos: muros de adobe mejorado, adobe reforzado, bajareque (y sus variaciones: chorizo, culebra), cob y tapia. También se han incluido pisos de tierra, demostrando así la versatilidad del material.
Para el revestimiento de los muros, se han empleado repellos de tierra, repellos de cal, tadelakt; decoraciones con bajorrelieves e incrustaciones, pinturas y murales de tierra. La incorporación de ecotecnologías ha incluido: techo vivo, energía solar fotovoltaica y captación de agua en techos.
Promover la construcción con tierra con perspectiva de equidad de género
Realizando un análisis de género y producción del espacio habitable, Giglia (2012) evidencia que en la sociedad la mujer continúa asumiendo sistemáticamente la tarea de producir y reproducir la habitabilidad del espacio doméstico. Partiendo de la división sexual del espacio, se le ha asignado el espacio doméstico privado. (p. 28 – 40)
En este sentido, AMCC ha promovido la construcción con tierra con el entendimiento de que trabajar con perspectiva de género implica modificar las creencias, valores y principios de un sistema patriarcal. La decisión de potenciar las capacidades de las mujeres jóvenes (como expresa su eslogan) es una postura política que se enfoca en la capacidad de las mujeres, haciendo un cuestionamiento profundo a la desigualdad y violencia que impera en el sistema.
La formación en derechos sexuales y reproductivos; la construcción de espacios lúdicos-educativos; actividades de incidencia para que las jóvenes conozcan, posicionen y defiendan sus derechos, se entrelazan con la revalorización de la cultura constructiva local. De esta manera, las mujeres junto con las familias que habitan la tierra, mejoran la vivienda tradicional en la zona.
A modo de cierre, para transitar a la equidad de género y permitir que más obras empleen la señalética “Mujeres trabajando”, se deben garantizar varios derechos de las mujeres. Primero, tener acceso a la tierra, cuya carencia es una de las barreras estructurales más determinantes para el empoderamiento económico y social de las mujeres. Luego, tener poder de decisión en los asuntos del territorio y ejercer los roles de política comunitaria que han sido históricamente acaparados por los hombres. Pero, antes que nada, vivir sin violencia.
Mi experiencia UMA
Desde el año 2015, cuando empecé a colaborar con AMCC, integré la comunidad de mujeres constructoras. Cuando me trasladé a México a estudiar la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable, la comunidad UMA me abrazó. Hoy por hoy, pongo mis conocimientos y experiencia al servicio de las y los estudiantes de la misma maestría. Asimismo, el Taller de construcción con tierra me permite compartir mi pasión con otras personas que busquen aprender sobre el tema. Como UMAna Constructora, quiero que cada vez seamos más usando la señalética “Mujeres trabajando”.
REFERENCIAS:
Giglia, A. (2012). El habitar y la cultura, perspectivas teóricas y de investigación. Barcelona: Anthropos Editorial; México: División de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa.
Zambrana F., J. E., (2007). Reconocimiento arqueológico del municipio de Condega. En: Zambrana L. N. A. Mi museo y vos. Granada, Nicaragua: Colección Granada, año 1, v.1. p.6-7. Disponible en http://www.granadacollection.org/Revista%20Mi%20MuseoNo1.pd
AUTORÍA:
Escrito por Fátima Sánchez Medina (egresada de la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable, generación 2019; docente del Taller de construcción con tierra cruda en la UMA)
Editado por Natalia Moguel Narcia (estudiante de la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable, generación 2022)
Las opiniones incluidas en este artículo son responsabilidad de quien las escribe y no reflejan la postura, visión o posición de la Universidad del Medio Ambiente.